domingo, 31 de diciembre de 2017

del mundo I

Dice la gente que para el casto todo es pudor pero yo os digo: ¡para el puerco todo es porquería!.
Por eso los místicos y cabizbajos que andan también con el corazón gacho, predican: ´El mundo también es un monstruo inmundo´.
------------------------
NIETZSCHE, F. (1994) Así hablaba Zaratustra. Panamericana Editorial, p. 220

miércoles, 29 de noviembre de 2017

Lo que más


Lo que más
SHAKIRA ISABEL MEBARAK RIPOLL - ALBERT MENENDEZ

Cuántas veces nos salvó el pudor
Y mis ganas de siempre buscarte
Pedacito de amor delirante
Colgado de tu cuello un sábado de lluvia a la cinco de la tarde
Sabe Dios, cómo me cuesta dejarte
Y te miro mientras duermes, más no voy a despertarte
Es que hoy se me agotó la esperanza
Porque con lo que nos queda de nosotros ya no alcanza
Eres lo que más he querido
En la vida lo que más he querido
Eres lo que más he querido en la vida
Lo que más he querido
Cuántas veces quise hacerlo bien
Y pequé por hablar demasiado
No saber dónde, cómo, ni cuándo
Todos estos años caminando juntos
Ahora no parecen tanto
Sabe Dios, todo el amor que juramos
Pero hoy nada es lo mismo
Ya no vamos a engañarnos
Es que soy, una mujer en el mundo
Que hizo todo lo que pudo
No te olvides ni un segundo
Que eres lo que más he querido
En la vida lo que más he querido
Eres lo que más he querido en la vida

sábado, 11 de noviembre de 2017

El arte de aconsejar


¿Cómo es que piensas tú? Hay que vivir despacio. Hay que vivir bien. Piensa hacia adelante. No pienses hacia atrás. No hables rápido de otra gente. Pensando y sabiendo puedes hacer muchas cosas útiles. No esperes que otras personas trabajen por ti. No toques las cosas de otros. Les vas a hacer rabiar. Sabiendo bien, así puedes hacer todo tipo de cosas. Hay que hacer como el pajarito bueno, bien sentado. No hay que hacer como el pajarito loco, siempre saltando de rama en rama. Así es como me han avisado mis antiguos. Escuchándolos, hasta ahora sigo viviendo tranquilo.

-------------------------------------

BELAUNDE, Luisa Elvira. (2001) Viviendo bien. Género y fertilidad entre los Airo-Pai de la Amazonía peruana. Lima, Perú: Centro Amazónico de Antropología y Aplicación Práctica y Fondo Editorial del Banco Central de Reserva del Perú. P. 112.

sábado, 4 de noviembre de 2017

Lenguajes XXIV

A mí mismo en mis memorias
ADAM ZAGAJEWSKI




























Fluye, fluye, nube gris,
se abre la flor de la peonía,
nada te une ya a esta tierra,
nada te une ya a este cielo.

Delira en la canícula el jardín,
un gato da bostezos en el porche.
Caminas por la calle de los tilos
en flor, de qué ciudad, lo ignoras,

en qué país, no lo recuerdas.
Brillan livianos los estorninos,
la noche se aproxima suavemente,
juegan al escondite los capullos de las rosas.

Eres tan sólo un sueño, una imagen,
sólo un anhelo eres.
Cuando te vayas, como las nubes,
se teñirá de bronce tu recuerdo.

Y rondarás los ríos
y las sombras de los árboles,
pero naufragarás en la tierra, en la tierra, en la tierra.

--------------------------
Versión de Elzbieta Bortkiewicz

Texto tomado de aquí.

viernes, 27 de octubre de 2017

***



Pantalla de colores

JACEK DEHNEL

Los muertos, si no son separados
de los vivos, los vuelven orates.

I
No tienes palabras para este dolor (que no has vivido
tampoco, querido poeta con libros en tu haber),
no tienes palabras para estos despojos cubiertos de polvo
en el “epicentro del conflicto” o “en pleno frente”,

desde donde el reportero del noticiero, Damian Michał Dziądziel,
se expresa con oraciones completas, con dicción correcta,
haciendo gala de su apariencia en una esquina ennegrecida
de las ruinas de una casa o una tienda (con esa presencia

podría muy bien mantenerse de anuncios: Patricia,
Anthony, Jeanie, Lotte, ¿acaso buscas a un varonil,
ejercitado, medidas (llega a Berlin, Brixton,
París, Sochaczew), que engreirá tu ego?,

pero eligió de otra manera. Y ahora está parado ante esa pared,
y al fondo la localidad se luce con su panorama oxidado).


II
Al fondo la localidad se luce con su panorama oxidado,
y al frente el reportero valiente nos brinda las noticias:
qué lado del conflicto le dice no a los rusos,
de qué manera el precio del petróleo influirá en el zloty,

qué dicen los Médicos sin Fronteras, qué dice alguien por cuenta propia,
qué dijo hoy el secretario de estado, qué dijo ayer el papa.
En el estudio lo aprueban, dicen que muy bien. Lo pondrán en la principal,
a las 7:30 pm, en la página web, también irá al papel,

y a otros canales. Porque el conflicto en ese lugar del mapa
es muy interesante (esto de color naranja
en el sur fue tomado por los rebeldes de AP,
él área verde apoya a las tropas del estado).

Aquí, en Polonia, hay quince millones de curiosos,
todos siguen sobre el café estas contiendas sangrientas.


III
Todos siguen sobre el café estas contiendas sangrientas,
hay en ello algo de ver un partido en que no
apoyas a ninguno de los equipos (ni a los de tiras
rojas y limón ni a los de negro con pardo),

pues quién apoyaría a estos o aquellos, virutas
en el piso de tierra, residuos de la historia;
los partisanos asesinan, el gobierno implementa torturas,
una protesta contra la violencia, una gran marcha en Pretoria,

¿a quién apoyar? ¿en nombre de qué? No aceleres,
tienes tiempo, hermano, espera, hasta que el partido acabe,
entonces sopesarás. Y ya con tranquilidad tomarás
posición. Aprobarás y rechazarás.

Para todo hay respuesta en los medios adecuados,
toda verdad se oculta en los programas de análisis de la noche.


IV
Toda verdad se oculta en los programas de análisis de la noche,
y sin embargo no hay palabras para este dolor, ni siquiera
después de la medianoche, cuando están dando una de ficción, artística,
no interrumpida (dada la hora) por espacios publicitarios.

Y sin embargo no hay palabras para este sordo lamento,
para este bulto al fondo de la garganta, para este atado de pena,
que, por respeto a tu salud, ya ignoraste,
pero él te ignora a ti, se mete a la fuerza,

por las puertas, la ventana, por la piel, se acomoda sin reparos
en tu sofá, tu sillón. Y no se deja mover.
Y crece cada vez más, se mete en la sangre, en los huesos,
en los recovecos pudendos de esa así llamada alma.

Y así se quedan sentados los dos en el cuarto, como en un túnel subterráneo,
tú y el lamento más hondo. Y la pantalla de colores.


V
Tú y el lamento más hondo. Y la pantalla de colores,
en la que descubres ahora un cráneo grande y redondo.
Entonces intentas escabullirte. Que no, que es un canto rodado,
no un cráneo. Tomas tu memoria como una caja tipográfica abierta

y extraes de ella recuerdos agradables; como un pajarillo
picoteas y sacas solo viñetas. Tiernas,
con curvaturas que recuerdan tiempos mejores.
Pero el dolor te espera con paciencia, tiene tiempo. Ha comprado

toda una noche en esta cabina. Un paquete. Todos los cafés
más fuertes, todos los juegos a la Profundidad, todos los puestos.
Y tú solo tienes una ficha por la cuota más pequeña,
y ya sabes que aunque el lamento te lo quitará todo,

igual debes enfrentarlo, debes darle batalla.
La valentía se escapa de ti como la sangre de una herida pequeña.


VI
La valentía se escapa de ti como la sangre de una herida pequeña,
pero habías colocado tantos biombos:
desayuno ligero, tostadas, queso y jugo,
libros de alta cultura, cero saltos salvajes,

grasas limitadas, evitar a la muchedumbre…
Pero igual entró. Está aquí. A pesar de los esfuerzos.
Vino con el éter y le revela al ojo una película
en baja resolución de una masacre, de un fusilamiento -

en grano grueso, el dolor de alguien, un bidón vacío
de petróleo, un cuerpo carbonizado. Una cabeza. Un pie.
La puerta de una camioneta en la que reventó una granada.
Intestinos, un pulmón, un corazón, sangre, mucosa, linfa, pus.

Ingresó, y con una voz ronca reclama algo
que garantizarían... unos derechos inalienables.


VII
¿Qué es lo que garantizarían esos derechos inalienables?
Que a aquel que tiene a un muerto en casa, a ese se le debe
respeto, llanto, vigilia. La corbata bien atada,
zapatos bien lustrados. Que le creerás

en cada gemido que emita (entre la montaña de colchas
con los bienes recogidos y la mesa quebrada,
los restos de sillas y el montoncito oscuro de cáscaras),
en cada arruga tallada en la frente sudada,

que aquel, que quiere un óbolo, recibirá su óbolo,
el que quiera una cruz, su cruz, el que quiera bandera, su bandera,
el que quiera un paño verde, su paño verde.
Basta que lo señale y te diga “quiero”

y no hay apelación posible ante estos requerimientos. Ninguna.
Hay un entierro, entonces vienes, hay un ataúd, entonces lloras.


VIII
Hay un entierro, entonces vienes, hay un ataúd, entonces lloras.
Se reúne todo el pueblo, vienen parientes de las montañas,
el vecino mata a una cabra, la hermana echa cereales
en una olla inmensa. Alguien está parado, inseguro,

detrás del umbral, para dar el pésame. Tiene un cancionero
con un himno oscuro, de lamento, marcado con el separador de páginas.
Vive donde llegan las campanas, por eso vino. Y delante de él
está el cuñado (acomoda las sillas y cubre las luces).

Y solo alguien que salió de esta casa hace tiempo,
de este pueblo, de esta tierra arenosa, le diría tal vez a
su esposa, ajena, de la ciudad (mientras observa
con dura expresión los adornos salvajes sobre la pared: enredaderas

y rosas de papel de seda corrugado sobre el alambre):
El mundo se ha hecho muy chico para la compasión de antes.


IX
El mundo se ha hecho muy chico para la compasión de antes
y cuando alguien sin ninguna advertencia te coloca
en la bandeja satelital un pie en un zapato ensangrentado
(algo entre la Anatomía en fichas, desordenada,

y un trozo de carne de humano en el mostrador de la tienda)
y te hace llegar además dentro del cuatropack
a una mujer en un chal gris rezando el rosario,
un zaguán quemado en Kabul u otra ciudad de Irak

(no recuerdas el nombre), y una serie de signos negros
que sobre el cintillo blanco de la pantalla presentan
la cantidad de muertos en números de tres cifras – entonces te callas.
Empaca un traje negro y vete allí, donde no te conocen

y presenta tu pésame en un dialecto desconocido”-
algo te aconseja. En alguna parte del cerebro. O acaso – una mala palabra – en el pecho.


X
Algo te aconseja. En alguna parte del cerebro. O acaso – una mala palabra – en el pecho,
cosas así. Completamente absurdas, nada serias, tomadas del aire,
de la nada. Eso se sienta sobre la lápida, junto a la corona de flores,
mueve las piernas, se ríe de ti, se burla de ti en tu cara.

Pero tú sabes que no eres capaz de dar tanto. Más aún,
que nadie sería capaz. Porque ya dejó de sonar
esa voz, ese versículo enterrado en el libro no leído,
esa sabiduría que las transformaciones mandaron a reciclaje.

Se ve demasiado de esto, se vuelve algo demasiado cotidiano
para que pueda ser especial, para colgar
tela negra en las habitaciones, quebrar ollas en los zaguanes,
lamentarse, cortar la ropa, hornear panes para el velorio.

Y eres como un deudo de la parroquia vecina:
incluso quisieras llorar. Pero no sabes cómo.


XI
Incluso quisieras lloras. Pero no sabes cómo.
La pantalla de colores resplandece. En el sillón sigue el lamento.
¿Y qué vas a decirle? ¿Disculpe, llegó usted
a la dirección equivocada? Puedes cambiar de chapa,

igual volverá. Tomará ese lugar de nuevo. Entonces sigues intentando:
Sus requerimientos son… ¿risibles? O de otra manera: Son tal vez...
yo diría… de otra época. Pasados.
Pero el dolor no tiene fecha de vencimiento. Y lo saben

todo los que sufren. El viejo, el joven, el niño
(tú también, incluso, pues también sufriste lo tuyo,
un poco distinto, pero igual). Pero sigue esa presencia,
el pasar las noches de a dos.

Y al fondo, en las escaleras
la sangre del mundo ruge como aguas crecidas.


XII
La sangre del mundo ruge como aguas crecidas
y hay que deshacerlo, hay que bloquear el daño,
ningún canal lo dirá, ninguno dará la receta, ninguno sabe,
con qué noticia satisfacer a todos aquellos que desean

luto. Sería muy sencillo construir una oda
fluida, pero no quieren azúcar sus casas derruidas,
sus tumbas desechas. Lo quieres hacer áspero pero para eso
se necesita un hilo que nadie fabrica, una urdimbre

y una trama de fibras que ningún centro comercial
distribuye. Por eso nunca jamás un poema
se te encabritaba tanto. Tachas todo. Y lo inicias de nuevo,
y tampoco funciona, y quema como lava.

Y todo es cuadriculado. Y todo a la fuerza.
No tienes palabras para este dolor - que no has vivido.



Varsovia, 27 XIII 2007-15 I 2008
----------------------

Traducción de Alhelí Málaga Sabogal

domingo, 8 de octubre de 2017

:)

***
MICHAŁ ZABŁOCKI


Creo que exagero un poco con lo de vestirme
Tengo la sensación de que es un acto que no debería ocupar más de un minuto de tiempo
Y a mí no me quiere ocupar menos de diez
Primero la temperatura exterior
Después la fuerza del viento
Después el contenido del armario
Después con qué empezar
Si es con esos pantalones dónde está la camisa
Si es con la camisa no hay unos pantalones que peguen
La chaqueta no queda bien con todo eso
Los calcetines a saber dónde se han metido
Los calzoncillos rotos
Así que fruto de la desesperación y de la buena fe me visto de cualquier forma
Para llegar a tiempo a la ciudad
Y allí empiezan a mirar y poner ojos de plato
Ése sí que se viste como un payaso
Seguro que se ha pasado una hora eligiendo

--------------
Traducción de Abel Murcia Soriano
Texto tomado de aquí.

lunes, 2 de octubre de 2017

tránsitos...
















El Acróbata

WISŁAWA SZYMBORSKA

De trapecio
en trapecio, en el silencio
que sigue al redoble de tambor de repente mudo,
cruza el aire sobresaltado, más veloz
más veloz que el peso del cuerpo que una vez más
una vez más llega tarde a su propia caída.

Solo, O menos que solo,
menos, por tullido, por falta de
alas, una gran falta,
una falta que le obliga
a bochornosos vuelos por encima de la atención
desnuda y desplumada.

Con penosa ligereza
y paciente agilidad,
en un rapto de calculada inspiración. ¿Ves
cómo se dispone a volar?, ¿sabes
cómo de pies a cabeza conspira
contra lo que es?, ¿sabes, ves
con qué astucia repta a través de su forma anterior y
para asir en un puño el mundo oscilante
saca de sus adentros unos brazos recién concebidos?

bellos pese a todo en este único
este único instante, que además ya es pasado.

Paisaje con grano de arena. Wislawa Szymborska

-------------------------------------------------------------
Texto tomado de aquí
Traductor: desconocido

domingo, 10 de septiembre de 2017

De los pañales



70. El último trago

Filip limpia la barra. Limpia lo que ensució, con precisión y cuidado. Quiere dejarla en el mejor estado posible. Es poco probable que regrese, a menos que sea durante las vacaciones, para visitar de paso a los viejos amigos.
Hoy es su último día. Luego empacará, entregará el departamentito que alquila con su prometida, y se irán al Reino Unido. Hasta luego, se despide Filip. Hasta luego, barra, hasta luego, orina del trapo.
No recuerda la última vez en que se sintió tan bien. Qué suerte ha tenido de encontrarla, de que lo haya llevado al médico, que por fin haya recibido las pastillas correctas. Ya no le teme a nada, ni al gobierno mundial, ni al fluor en el agua, ni a los GMO. Esta sanísimo. Cuando vienen almas perdidas al bar, las escucha con una sonrisa indulgente. Camina con la frente en alto.
Diez minutos para el cierre. Ya todos se fueron, nada bueno sucede a las dos de la mañana.
Entonces suena la campanita.
Entra una chica.
-Ahorita cierro - dice Filip, pero en realidad no tiene prisa para ir a ningún lugar. - El último trago.
-Entonces que sea fuerte.
Se sienta junto a la barra. Está pálida y descompuesta. Con los ojos enrojecidos. Debe estar llegando a los cuarenta, calcula Filip, por el aspecto de la piel y las incipientes arrugas, o tal vez simplemente está demasiado cansada. Es difícil decir en estos tiempos. No es fea, pero no la llamaría bonita. Promedio. Hace diez, quince años tal vez daría una mejor impresión. Filip considera varios escenarios, le hizo daño a alguien o le hicieron daño a ella. No es importante, en un momento ella misma lo contará. Filip ha escuchado ya tantas historias que dejó de distinguir a sus personajes. En realidad es eso lo que permite que se vayan de inmediato por la otra oreja. No hay que dejarse atontar.
Asume la pose y el rostro de un oyente amable, es una roca en la que uno puede reposar.
-¿Tienes hijos?
-No todavía.
-Los patas a lo que más tienen miedo es a cambiar pañales. No sé por qué, es lo más simple que se hace con el niño, sabes, todavía en la época en que eran de tela, lo recuerdo porque ayudaba a cambiar a mi hermana, había que cocinarlo todo luego, recuerdo el olor de sus orines hasta hoy. Pero ahora están los descartables, es tan sencillo, abres el enterizo, abres el pañal, lo sacas y lo botas, luego es darle una lavada con un pañito húmedo, ya, luego el talquito, el de tubo mejor, para que se absorba y entonces no tenga escaldaduras, agarras un nuevo pañal, lo cierras y listo. Nada de filosofía, lo juro.
Filip pretende que la escucha, en realidad esperaba algo más interesante que quejas sobre un hombre que no quiere ayudar con el bebé. No le preguntó su nombre, ella tampoco quiso conocer el suyo.
-Como te digo, no sé por qué para los hombres es algo tan del otro mundo, en general tienen un problema con las secreciones, la sangre de la regla se les hace un drama, la caca, la pila, un drama, solo el esperma no les incomoda, ¿verdad? Sí pues. Con el dos es con el que hay más trabajo porque hay que limpiar con más cuidado, especialmente las aberturas de la niña, por eso siempre que abres el pañal esperas que sea pila, pero si es es caquita también te alegras, te alegras bastante, porque significa que está todo bien, que está comiendo, que está digiriendo, que está vivo. Y después de un tiempo ese cambiar el pañal se vuelve algo tan mecánico que ni te das cuenta, que no lo notas, que piensas: tenía que cambiar el pañal, y luego miras tu mano y allí tienes el pañal usado, listo para botar a la basura.
Filip asiente con la cabeza como un perrito desde la ventana trasera.
-Yo soy, cómo decirlo, no siento tanto a la gente, siento más bien a los objetos. Cuando murió mi abuela esa información no llegaba a mí, sabes, bueno, sucedió, los viejos mueren, ¿verdad? Y recién cuando estaba limpiando su cuarto y vi todas esas chucherías que ella juntaba, esos cristales, su Virgen, recién entonces fue como si algo me tocara, y me la pasé llorando toda la noche. Con los niños me pasa algo parecido, que un niño, ya pues, es un niño, pero si agarro esos zapatitos o ese gorrito, o incluso esos pañales, recién entonces algo me mueve, ¿entiendes? Mi papá era marinero, era muy estricto, no sabía expresar sus sentimientos, solo a través de regalos, tal vez lo haya heredado de él. Ya, entonces hoy alguien subió a facebook las fotos de unos niños ahogados, de unos migrantes, unos hackers las bajaron de un dron de vigilancia o algo así, y eso solo pasó por mi pantalla, ya sabes, en todas partes hay alguna guerra y todo el rato mueren niños, pero luego vi a este niño en su pañal, sabes, uno de esos pañales de los que cambié miles, alguien tuvo que bajarle el pantalón, sacarle el pañal, lavarlo, ponerle uno nuevo, y ahora él está echadito en ese pañal, muerto, y yo ya nunca olvidaré ese pañal, nunca, y no sé qué hacer.
Filip tiene la cara de haberlo entendido todo. La chica termina su cóctel, doble vodka con jugo y lágrimas, y busca su billetera.
-Cortesía de la casa - dice Filip.
La chica sonríe, insegura, agradece, y por fin sale, sorbiendo por la nariz. Filip lava y seca el último vaso, cierra la puerta de ingreso, apaga la luz y se retira por la salida trasera.
Está perfectamente tranquilo, las pastillas hicieron de él una máquina pulcramente aceitada. Camina por las calles con la frente en alto, no se preocupa por nada. Sus fines con claros, sus métodos, probados.
Hasta luego, bar, dice, y el bar desaparece. Hasta luego, casas, y la oscuridad las consume. Hasta luego, Szczecin, hasta luego, Polonia.
Camina por un desierto negro y no le teme a absolutamente nada.

--------------
Wisniewski, Michal. (2015). God hates Poland. Varsovia, Polonia: Wydawnictwo Krytyki Politycznej, pp. 296-300

domingo, 3 de septiembre de 2017

Los caminos del desierto 1



Salmo III
JACEK DEHNEL

¿Qué quieres de nosotros, Señor? Te entregamos, en abundancia,
de los enemigos: sus manos cortadas, sus cráneos golpeados,
y las copas vidriosas de los ojos. Ya no quedan moabitas,
tampoco filisteos, ya no hay pueblo de Caná,
no quedan amalequitas ni adoradores del Perro.

Sus templos consumidos, sus altares caídos,
sus dioses fundidos para peldaños del Arca,
sus rebaños descansan en nuestros corrales,
mientras nuestro tesoro guarda sus metales,
sus hijos nos tocan las arpas, y sus hijas
nos vierten vino espumoso en vasijas rojas.

Con cada ciudad conquistada nos miramos con
mayor temor. Y el viento, el viento sopla desde el desierto.

Varsovia, 27 II 2002


----------------
Traducción de Alhelí Málaga Sabogal

lunes, 28 de agosto de 2017

Un yaraví



Amargura
LIONEL CUADROS DEL CARPIO

Quisiera irme lejos
a buscar la calma
que mi corazón reclama.

Quisiera encontrar
un lago sereno,
un copo de espuma,
y echarme a soñar
y olvidar 
las conciencias arrugadas.

Por fin quisiera tener
el brillo y la savia viril
y doblegar la amargura
que es el flagelo del mundo
y doblegar la amargura
y buscar la paz.
Quisiera encontrar
un lago sereno,
un copo de espuma,
y echarme a soñar
y olvidar
las conciencias arrugadas.

Por fin quisiera tener
el brillo y la savia viril
y doblegar la amargura
que es el flagelo del mundo
y doblegar la amargura
y buscar la paz.

domingo, 13 de agosto de 2017

Co dobre


















Qué es bueno
CZESŁAW MIŁOSZ

¿Qué es bueno? Los ajos. Una pierna de cordero a la brasa.
El vino con vista a los botes balanceándose en la bahía.
El cielo de agosto, estrellado. Descansar en la cima de la montaña.

¿Qué es bueno? El agua en la piscina y el sauna luego de varias millas de viaje.
Amarse y luego dormir, abrazados, las piernas enlazadas.
La niebla clara al amanecer, anunciando un día soleado.

En todo lo que a nosotros, los vivos, común - estoy sumergido.
Experimentando esta tierra por otros en mi propio cuerpo.
Caminando bajo el inseguro contorno de ¿rascacielos? ¿anti-templos?
Caminando por valles de hermosos, envenenados ríos.

domingo, 30 de julio de 2017

Esas verdades



Se nos rompió el amor
PAQUITO GUZMÁN

Se nos rompió el amor
de tanto usarlo,
de tanto de lo que pasó
sin medidas,
de darnos por completo a cada paso,
se nos quedó en las manos un buen día.

Se nos rompió el amor
de tan grandioso,
jamás resistí
tanta belleza,
las cosas tan hermosas duran poco,
jamás duró una flor dos primaveras.

Me alimenté de ti por mucho tiempo,
nos devoramos vivos como fieras,
jamás pensamos nunca en el invierno,
pero el invierno llega aunque no quieras.

Una mañana gris,
al abrazarnos, sentimos un rugido,
frío y seco,
cerramos nuestros ojos
y pensamos, se nos rompió el amor
de tanto usarlo.

Se nos rompió el amor
de tantos años,
de tanto de lo que pasó
sin medidas,
de darnos por completo a cada paso
se nos quedó en las manos un buen día.

Se nos rompió el amor de tanto usarlo,
se nos rompió el amor.

Fue tanto lo que abusamos
de nuestro amor sin medidas,
se nos rompió en las manos
y el viento se lo llevó.

Me alimenté de tu amor,
noche a noche, día a día,
y como todo lo bueno,
se nos acabó un buen día.

Tanto y tanto lo usamos
que nos devoramos vivos,
y de amor nada quedó
y nos sorprendió el estío.

Ay, todo fue tan derrepente,
todo tan inesperado,
el amor que tanto un día
nos unió, se rompió y quedó olvidado.

Se nos rompió el amor de tanto usarlo,
se nos rompió el amor.

Nuestro amor ya se acabó,
se rompió y no queda nada,
pues como todo lo bueno
tarde o temprano se acaba.

-----------------
Letra tomada de aquí.

domingo, 23 de julio de 2017

Archeopteryx























III. Tabula
(yo a la edad de diecisiete años)
JACEK DEHNEL

No hay láminas de anatomía para aquel atlas:
construcciones delicadas de esqueletos prehistóricos,
talladas a conciencia, con puntos y letras -
por eso no sé cómo acomodar tantos huesos extraños:
distinta la forma de los pómulos, las noches sobre el montón
de dibujos y libros, cuyas últimas páginas
no conocía aún, aunque sí las primeras.
Solíamos ir también al parque de la abadía de Oliwa,
de forma distinta a la infancia, distinta a la de ahora.
No sé y no recuerdo, me soy extraño a mí mismo
yo a la edad de diecisiete, como el archeopteryx,
del que no se sabe si verdaderamente existió,
aunque por las aves creemos que hubiera debido.

Varsovia, 9 II 2003


De la serie de poemas Cuatro autorretratos, uno de ellos doble

------------------------------
Jacek Denhel, Contabilidad de pérdidas y ganancias. Poemas reunidos 1999-2010, Biuro Literackie, Wroclaw, 2011. 
Traducción para Amaré al aire: Alhelí Málaga Sabogal

jueves, 20 de julio de 2017

Huyendo de la guerra

-Que sean dos semanas en setiembre – dice Marek. - En la segunda mitad. All-inclusive, un hotel de cuatro estrellas. Y que no haya guerra.
-Ni disturbios, ni ninguna revolución - agrega Natka.
-Por supuesto.- La señorita de la agencia de viajes viste una falda recta de color plomo, una blusa celeste pálido, y un pañuelo que trae a la mente la imagen de una aeromoza. Ingresa los datos a la computadora. – ¿Les interesa algún destino en particular?
-No, no, basta con que sea un lugar con clima cálido, y tranquilo.
-Respecto a la tranquilidad, les pido mirar este mapa, esta es la predicción para setiembre. Los puntos amarillos son conflictos potenciales, los puntos rojos son conflictos en curso, y los puntos verdes son aquellos que deberían terminar antes de setiembre. – La señorita de la agencia les expone el informe de la aplicación Warcast. - Sabemos como se ve. Vivimos en tiempo interesantes, verdad.

-------------------------------------
Wisniewski, Michal. (2015). God hates Poland. Varsovia, Polonia: Wydawnictwo Krytyki Politycznej

sábado, 15 de julio de 2017

Lenguajes XXIII

















V. Literatura
JACEK DEHNEL


En el desayuno la norteamericana le dice al eslovaco:
conozco a una eslovaca, Zuzana. Es pintora, salieron fuera
cuando ella era una niña. Primero a Alemania, luego a Estados Unidos.
El padre se divorció de la madre
y volvió a Eslovaquia. Es pintora y tiene el cabello rizado.

El eslovaco contesta: ah, sí, Zuzana, es un típico nombre eslovaco.

Y yo pienso en este hombre, que dejó a su mujer, dejó a su hija,
su hermoso cabello rizado,
American Dream, Deutscher Traum,
y vive en otra vida,
sin saber siquiera que en este momento
es un extra en la conversación de personas extrañas, en un desayuno, la nota al pie de una anécdota.

Pienso en su mano, la cuchara en la mano, la cuchara sonando contra el plato.



Varsovia, 14 V 2010 – Ptuj, 28 III 2010 – Liubliana, 29 VIII 2010


De la serie de poemas Lenguas extranjeras (apuntes al margen del programa del Festival Internacional de Poesía)

---------------------
Jacek Denhel, Contabilidad de pérdidas y ganancias. Poemas reunidos 1999-2010, Biuro Literackie, Wroclaw, 2011. 

Traducción para Amaré al aire: Alhelí Málaga Sabogal

lunes, 5 de junio de 2017

Los mitos del hoy

La vocación como privilegio

ZYGMUNT BAUMAN

No hay nada demasiado nuevo en la clasificación de los trabajos en función de la satisfacción que brinden. Siempre se codiciaron ciertas tareas por ser más gratificantes y constituir un medio para sentirse "realizado”; otras actividades fueron soportadas como una carga. Algunos trabajos eran considerados "trascendentes” y se prestaban más fácilmente que otros para ser tenidos en cuenta como vocaciones, fuentes de orgullo y autoestima. Sin embargo, desde la perspectiva ética era imposible afirmar que un trabajo careciera de valor o fuera degradante; toda tarea honesta conformaba la dignidad humana y todas servían por igual la causa de la rectitud moral y- la redención espiritual. Desde el punto de vista de la ética del trabajo, cualquier actividad (trabajo en sí) "humanizaba", sin importar cuánto placer inmediato deparara (o no) a quienes la realizaran. En términos éticos, la sensación del deber cumplido era la satisfacción más directa, decisiva y — en última instancia — suficiente que ofrecía el trabajo; en este sentido, todos los trabajos eran iguales. Hasta el íntimo sentimiento de realización personal experimentado por quienes vivían su oficio como auténtico llamado era equiparado a la conciencia de "la tarea bien cumplida" que, en principio, estaba a disposición de todos los trabajadores, incluso los que desempeñaban las tareas más bajas y menos interesantes. El mensaje de la ética del trabajo era la igualdad: minimizaba las obvias diferencias entre las distintas ocupaciones, la satisfacción potencial que podían ofrecer y su capacidad de otorgar estatus o prestigio, además de los beneficios materiales que brindaban.

No pasa lo mismo con el examen estético y la actual evaluación del trabajo. Estos subrayan las diferencias y elevan ciertas profesiones a la categoría de actividades fascinantes y refinadas capaces de brindar experiencias estéticas — y hasta artísticas — , al tiempo que niegan todo valor a otras ocupaciones remuneradas que sólo aseguran la subsistencia. Se exige que las profesiones "elevadas" tengan las mismas cualidades necesarias para apreciar el arte: buen gusto, refinamiento, criterio, dedicación desinteresada y una vasta educación. Otros trabajos son considerados tan viles y despreciables, que no se los concibe como actividades dignas de ser elegidas voluntariamente. Es posible realizar esos trabajos sólo por necesidad y sólo cuando el acceso a otro medio de subsistencia queda cerrado.

Los trabajos de la primera categoría son considerados "interesantes"; los de la segunda, "aburridos". Estos dos juicios lapidarios, además, encierran complejos criterios estéticos que los sustentan. Su franqueza ("No hace falta justificación", "No se permite apelar") demuestra abiertamente el crecimiento de la estética sobre la ética, que antes dominaba el campo del trabajo. Como todo cuanto aspire a convertirse en blanco del deseo y objeto de la libre elección del consumidor, el trabajo ha de ser "interesante": variado, excitante, con espacio para la aventura y una cierta dosis de riesgo, aunque no excesiva. El trabajo debe ofrecer también suficientes ocasiones de experimentar sensaciones novedosas, Las tareas monótonas, repetitivas, rutinarias, carentes de aventura, que no dejan margen a la iniciativa ni presentan desafíos a la mente u oportunidades de ponerse a prueba, son "aburridos", Ningún consumidor experimentado aceptaría realizarlos por voluntad propia, salvo que se encontrara en una situación sin elección (es decir, salvo que haya perdido o se le esté negando su identidad como consumidor, como persona que elige en libertad). Estos últimos trabajos carecen de valor estético; por lo tanto, tienen pocas posibilidades de transformarse en vocaciones en esta sociedad de coleccionistas de experiencias.

Pero lo importante es que, en un mundo dominado por criterios estéticos, los trabajos en cuestión ni siquiera conservan el supuesto valor ético que se les asignaba antes. Sólo serán elegidos voluntariamente por gente todavía no incorporada a la comunidad de consumidores, por quienes aún no han abrazado el consumismo y, en consecuencia, se conforman con vender su mano de obra a cambio de una mínima subsistencia (ejemplo: la primera generación de inmigrantes y "trabajadores golondrina" provenientes de países o regiones más pobres o los residentes de países pobres, con trabajo en las fábricas establecidas por el capital inmigrante, que viajan en busca de mayores posibilidades de trabajo). Otros trabajadores deben ser forzados a aceptar tareas que no ofrecen satisfacción estética. La coerción brusca, que antes se ocultaba bajo el disfraz moral de la ética del trabajo, hoy se muestra a cara limpia, sin ocultarse.

La seducción y el estímulo de los deseos, infalibles herramientas de integración/motivación en una sociedad de consumidores voluntarios, carecen en esto de poder. Para que la gente ya convertida al consumismo tome puestos de trabajo rechazados por la estética, se le debe presentar una situación sin elección, obligándola a aceptarlos para defender su supervivencia básica. Pero ahora, sin la gracia salvadora de la nobleza moral.

Como la libertad de elección y la movilidad, el valor estético del trabajo se ha transformado en poderoso factor de estratificación para nuestra sociedad de consumo. La estratagema ya no consiste en limitar el período de trabajo al mínimo posible dejando tiempo libre para el ocio; por el contrario, ahora se borra totalmente la línea que divide la vocación de la ausencia de vocación, el trabajo del hobby, las tareas productivas de la actividad de recreación, para elevar el trabajo minino a la categoría de entretenimiento supremo y más satisfactorio que cualquier otra actividad. Un trabajo entretenido el privilegio más envidiado. Y los afortunados que lo tienen se lanzan de cabeza a las oportunidades de sensaciones fuertes y experiencias emocionantes ofrecidas por esos trabajos. Hoy abundan los "adictos al trabajo" que se esfuerzan sin horario fijo, obsesionados por los desafíos de su tarea durante las 24 horas del día y los siete días de la semana. Y no son esclavos: se cuentan entre la élite de los afortunados y exitosos.

El trabajo rico en experiencias gratificantes, el trabajo como realización personal, el trabajo como sentido de la vida, el trabajo como centro y eje de todo lo que importa, como fuente de orgullo, autoestima, honor, respeto y notoriedad. . . En síntesis; el trabajo como vocación se ha convertido en privilegio de unos pocos, en marca distintiva de la élite, en un modo de vida que la mayoría observa, admira y contempla a la distancia, pero experimenta en forma vicaria a través de la literatura barata y la realidad virtual de las telenovelas. A la mayoría se le niega la oportunidad de vivir su trabajo como una vocación.

El "mercado flexible de trabajo" no ofrece ni permite un verdadero compromiso con ninguna de las ocupaciones actuales.

El trabajador que se encariña con la tarea que realiza, que se enamora del trabajo que se le impone e identifica su lugar en el mundo con la actividad que desempeña o la habilidad que se le exige, se transforma en un rehén en manos del destino. No es probable ni deseable que ello suceda, dada la corta vida de cualquier empleo y el "Hasta nuevo aviso" implícito en todo contrato. Para la mayoría de la gente, salvo para unos pocos elegidos, en nuestro flexible mercado laboral, encarar el trabajo como una vocación implica riesgos enormes y puede terminar en graves desastres emocionales.

En estas circunstancias, las exhortaciones a la diligencia y la dedicación suenan a falsas y huecas, y la gente razonable haría muy bien en percibirlas como tales y no caer en la trampa de la aparente vocación, entrando en el juego de sus jefes y patrones. En verdad, tampoco esos jefes esperan que sus empleados crean en la sinceridad de aquel discurso: sólo desean que ambas partes finjan que el juego es real y se comporten en consecuencia. Desde el punto de vista de los empleadores, inducir a su personal a tomar en serio la farsa significa archivar los problemas que inevitablemente explotarán cuando un próximo ejercicio imponga otra "reducción" o una nueva ola "racionalízadora". El éxito demasiado rápido de los sermones moralizantes, por otro lado, resultaría contraproducente a largo plazo, pues apartaría a la gente de su verdadera vocación: el deseo de consumir.

Todo este complejo entretejido entre "lo que se debe" y "lo que no se debe hacer", entre los sueños y sus costos, la tentación de rendirse y las advertencias para no caer en tales trampas, se presenta como un espectáculo bien armado frente a un público ávido de vocación. Vemos cómo grandes deportistas y estrellas cíe otros ámbitos llegan a la cima de su carrera; pero alcanzan el éxito y la fama a costa de vaciar su vida de todo lo que se interponga en su camino hacia el éxito. Se niegan los placeres que la gente común más valora. Sus logros muestran todos los síntomas de ser reales. Difícilmente haya un ambiente menos polémico y más convincente para poner a prueba la "calidad real'' de la vida que una pista de atletismo o una cancha de tenis. ¿Quién se atrevería a poner en duda la excelencia de un cantante popular, reflejada en el delirio tumultuoso de la muchedumbre que llena los estadios? En este espectáculo que se ofrece a todos no parece haber lugar para la farsa, el engaño o las intrigas detrás de bambalinas. Todo se presenta a nuestra vista como si fuera real, y cualquiera puede juzgar lo que ve. El espectáculo de la vocación se realiza abiertamente, desde el comienzo hasta el fin ante multitudes de fanáticos.

(Esto, al menos, es lo que parece. Por cierto que la verdad del espectáculo es el cuidadoso resultado de innumerables guiones y ensayos generales.)

Los santos de este culto al estrellato deben ser, al igual que todos los santos, admirados y erigidos como ejemplos, pero no imitados. Encarnan, al mismo tiempo, el ideal de la vida y su imposibilidad. Las estrellas de estadio y escenario son desmesuradamente ricas, y su devoción y su sacrificio, por cierto, dan los frutos que se esperan del trabajo vivido como vocación: la lista de premios que-reciben los campeones de tenis, golf o ajedrez, o las transferencias de los futbolistas, son parte esencial del culto, como lo fueron los milagros o los relatos de martirios en el culto de los santos de la fe.

"No obstante, la parte de la vida a que renuncian las estrellas es tan estremecedora como impresionantes son sus ganancias. Uno de los precios más altos es el carácter transitorio de su gloria: suben hasta el cielo desde la nada; a la nada vuelven y allí se desvanecerán. Precisamente por esto, las estrellas del deporte son los mejores actores en este juego moral de la vocación: está en la naturaleza misma de sus logros el hecho de que su vida útil sea corta, tan breve como la juventud misma. En la versión de los deportistas, el trabajo como vocación es autodestructivo, y su vida está condenada a un final abrupto y veloz. La vocación puede ser muchas cosas, pero lo que definitivamente no es (al menos en estos casos), es un proyecto de vida o una estrategia para siempre. En la versión deportiva la vocación es, como cualquier otra experiencia posmoderna de los nuevos coleccionistas de sensaciones, un episodio.

Los "santos puritanos" de Weber, que vivían su vida de trabajo como esfuerzos profundamente éticos, como la realización de mandatos divinos, no podían ver el trabajo de otros — cualquier trabajo — sino como una cuestión esencialmente moral. La élite de nuestros días, con igual naturalidad, considera que toda forma de trabajo es ante todo una cuestión de satisfacción estética.

Frente a la vida que llevan quienes se encuentran en la escala más baja de la jerarquía social, esta concepción — como cualquier otra que la haya precedido — es una burda farsa. Sin embargo, permite creer que la "flexibilidad" voluntaria de las condiciones de trabajo elegidas por los que están arriba — que, una vez elegidas, son tan valoradas y protegidas — resultan una bendición para los otros, incluso para quienes la "flexibilidad" no sólo no significa libertad de acción, autonomía y derecho a la realización personal, sino entraña también falta de seguridad, desarraigo forzoso y un futuro incierto. 

-----------------------
Fuente: BAUMAN, Z. Trabajo, consumismo y nuevos pobres. "Cap. 2: De la ética del trabajo a la estética del consumo"
----------------------
Texto tomado de aquí.