martes, 29 de noviembre de 2011

fuera de la Casa Grande...

Pronto caería la noche y la oscuridad se haría mas intensa. Se levantó, decidido, cogió el bastón y se dirigió a un lugar entre la gran roca y el monte. Empezó a cavar, sacando la tierra con las manos. Trabajó con obstinación, sudaba y todo su cuerpo temblaba. Luego corrió hacia su hermano, le sacudió de nuevo, llamándole por ultima vez, aunque ya no esperaba ninguna respuesta, y agarrándole por los tobillos le arrastró hasta el hoyo y le metió en su tumba. Miro a Hammam, gimiendo, titubeó un momento, pero en seguida le echó tierra encima. Luego se secó el sudor de la cara con la manga de la galabeya y disimuló con arena el reguero de sangre que había dejado en la tierra. Se dejó caer, exhausto, en el suelo, sintiendo que le abandonaban las fuerzas. Quiso llorar, pero las lágrimas no acudieron a sus ojos. Pensó: "He sido vencido por la muerte". Él no la llamó ni la buscó, pero a ella se le antojó acudir. Si hubiera podido convertirse en cabra, se habría escondido entre el rebaño. Si hubiera podido ser un grano de arena se habría enterrado en la tierra. 'Ya no volveré a decir que soy fuerte, puesto que no puedo devolver la vida que he quitado. Su imagen nunca se apartará de mi memoria. Yo no enterré a un ser vivo ni inanimado; enterré lo que había hecho mi mano.'

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Naguib Mahfuz, Hijos de nuestro barrio, mr ediciones, Madrid 2006, p. 88

martes, 8 de noviembre de 2011

lugar común xyz

Los hijos
EDUARDO GALEANO

Hace once años, en Montevideo, yo estaba esperando a Florencia en la puerta de la casa. Ella era muy chica; caminaba como un osito. Yo la veía poco. Me quedaba en el diario hasta cualquier hora y por las mañanas trabajaba en la Universidad. Poco sabía de ella. La besaba dormida, a veces le llevaba chocolatines o juguetes.

La madre no estaba aquella tarde, y yo esperaba en la puerta de la casa el ómnibus que traía a Florencia de la jardinería.

Llegó muy triste. No hablaba. En el ascensor hacía pucheros. Después dejó que la leche se enfriara en el tazón. Miraba el piso.

La senté en mis rodillas y le pedí que me contara. Ella negó con la cabeza. La acaricié, la besé en la frente. Se le escapó alguna lágrima. Con el pañuelo le sequé la cara y la soné. Entonces volví a pedirle:

-Andá, decime.

Me contó que su mejor amiga le había dicho que no la quería.

Lloramos juntos, no sé cuánto tiempo, abrazados los dos, ahí en la silla.

Yo sentía las lastimaduras que Florencia iba a sufrir a lo largo de los años y hubiera querido que Dios existiera y no fuera sordo, para poder rogarle que me diera todo el dolor que le tenía reservado.

(Días y noches de amor y de guerra)

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Eduardo Galeano, Amares, Alianza Editorial, Madrid 2006, p. 200

viernes, 4 de noviembre de 2011

canción profana I


te quiero igual
ANDRÉS CALAMARO

te quiero
pero te llevaste la flor
y me dejaste el florero
te quiero
me dejaste la ceniza
y te llevaste el cenicero
te quiero
pero te llevaste marzo
y te rendiste en febrero
primero
te quiero
igual

te quiero,
te llevaste la cabeza
y me dejaste el sombrero
te quiero
pero te olvidaste abril
en el ropero
pero igual
te quiero
no me gusta esperar
pero igual
te espero
primero
te quiero igual

te quiero
me dejaste el florero
y te llevaste la flor
pero igual
te quiero
me dejaste el vestido
y te llevaste el amor
te quiero
pero te olvidaste abril
en el ropero
primero
te quiero
igual

no sé si estoy despierto
o tengo los ojos abiertos
te quiero,
no sé si estoy despierto
o tengo los ojos abiertos
sé que te quiero
y que me esperan
más aeropuertos
te quiero
te llevaste la vela
y me dejaste el entierro
primero
te quiero
igual

te quiero
pero te llevaste la flor
y me dejaste el florero
te quiero
me dejaste la ceniza
y te llevaste el cenicero
te quiero
pero te llevaste marzo
y te rendiste en febrero
primero
te quiero
igual

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Letra tomada de aquí.

jueves, 3 de noviembre de 2011

canción sacra I



Tantum ergo Sacramentum
Veneremur cernui:
Et antiquum documentum
Novo cedat ritui:
Praestet fides supplementum
Sensuum defectui.

Genitori, Genitoque
Laus et iubilatio,
Salus, honor, virtus quoque
Sit et benedictio:
Procedenti ab utroque
Compar sit laudatio.
Amen.


(Himno de autoría del Aquinata)

Versión castellana:

Honremos, pues, echados por tierra, tan divino Sacramento; y queden desechados, pues vino el cumplimiento, los ritos del Antiguo Testamento. Y si el sentido queda pasmado de tanta y nueva cosa, lo que él no puede, pueda, ose lo que él no osa, la fe determinada y animosa.
Gloria al Omnipotente, y al gran Engendrador y al Engendrado y al inefablemente de entrambos inspirado, igual alabanza, igual honor sea dado.
Amén.

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Original tomado de aquí.
Versión castellana tomada de aquí.