sábado, 30 de noviembre de 2013

Lenguajes XI

TOMÁS RUIZ CRUZADO
Para Alonso Camino y Vicente Montaña
grandes magos que hallé en los desiertos...

He contemplado los abismos como quien mira en
quietud
Los juguetes viejos que amamos
nada he amado tanto como aquellas quebradas que
miran la nada y el silencio
o el río que viaja amoroso al mar
He detenido mis ojos en los ríos en las cumbres de los
ríos
allá donde sólo se ve una pequeña luz de riacho agua o
sol
Me he detenido en la hierba y el cielo azul- tan azul que
duelen los ojos
y he logrado no verme más: sólo colinas y montañas
sólo montes y quebradas...
Años después lo he vuelto a ver todo pero en una risa
pequeña
en una mirada tierna y mágica
sintiendo unas manitas como ramas enredándome por
la espalda
Y otra vez me he quedado absorto mirando en silencio
aquel silencio
Entonces he empezado a amar el árbol y el hombre
la montaña y el hombre el río y el hombre
Y amar al árbol como a un hombre o al cielo como a un
hombre
o al hombre como una montaña como a un río
Y danzaba como loco danzaba en la noche y el río
por los campos los desiertos y los bosques
Y la gente me ha señalaado con el dedo y arrojado fuera
de sus reinos
que no me acerque a sus mujeres y a sus hijos
Y yo feliz corriendo amando a una muchacha
amando un niño amando un árbol amando un río
Y yo feliz porque no soy dueño de nada y la nada no es
dueña de mí
sólo estamos ahí como las hojas que se caen de los
árboles volando
sólo estamos ahí volando sólo estamos ahí

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Los buenos poetas I

Breve follaje
Canción I
JAVIER SOLOGUREN
 
No te aprendas la canción, 
no te la aprendas; 
que esté contigo y te busque 
cuando ella quiera.

Préstale oídos tan sólo 
que no lo sepa; 
no la mires demasiado, 
no deje señas.

Háblale de rato en rato 
con voz muy queda, 
como si ya sospecharas
 que no estuviera.

Nada le pidas ni tomes:
que vaya y venga 
como la luz , como el aire, 
sin una letra.

No te aprendas la canción, 
no te la aprendas; 
si quieres hacerla tuya 
tal vez la pierdas.

--------
Texto tomado de aquí.
Leído por primera vez en: Poesía peruana contemporánea, Carlos Bayona Mejía (ed.), Lima 2013, pp. 42-43

lunes, 28 de octubre de 2013

Poemas repetidos I

La prisión
MANUEL SCORZA

¡No puedes salir del jardín

donde mi amor te aprisiona!
Presa estás en mí.
Aunque rompas el vaso,
seguirá intacta
la columna perfecta del agua; 

aunque no quieras siempre lucirás
esa corona invisible
que lleva toda mujer a la que un poeta amó.

Y cuando ya no creas en estas mentiras,
cuando borrado el rostro de nuestra pena,
ni tú misma encuentres tus ojos bellísimos
en la máscara que te preparan los años,
a la hora en que regatees en los mercados,
los jóvenes venados vendrán a tu Recuerdo
a beber agua.

Porque puede una mujer
rehusar el rocío encendido del más grande amor,
pero no puede salir del jardín
donde el amor la encerró.

¿Me oyes?
No puedes huir.
Aunque cruces volando los años,
no puedes huir:


yo soy las alas con que huyes de mí.
 
------------------------------

Texto tomado de aquí.

jueves, 17 de octubre de 2013

Lenguajes X

Fazer te lo he mirar
ROSELLA DI PAOLO

Esperemos que la noche comience
a sacarnos los ojos en lentos picotazos
y tendámonos, amado, sin temores
pues nada nos hará dejar esta dulce prueba
de ser ciegos, amado, para todo
lo que no sean las manos nuestras
y las bocas
porque las bocas nuestras y las manos
son harta luz.

----------------------
Texto tomado de aquí.

lunes, 30 de septiembre de 2013

Dónde pongo lo hallado


Dónde pongo lo hallado
SILVIA RODRÍGUEZ

Dónde pongo lo hallado
en las calles, los libros, las noche,
los rostros en que te he buscado.

Dónde pongo lo hallado
en la tierra, en tu nombre, en la Biblia,
en el día que al fin te he encontrado.

Qué le digo a la muerte tantas veces llamada
a mi lado que al cabo se ha vuelto mi hermana.
Qué le digo a la gloria vacía de estar solo
haciéndome el triste, haciéndome el lobo.

Qué le digo a los perros que se iban conmigo
en noches pérdidas de estar sin amigos.
Qué le digo a la luna que creí compañera
de noches y noches sin ser verdadera.

Qué hago ahora contigo.
Las palomas que van a dormir a los parques
ya no hablan conmigo.

Qué hago ahora contigo.
Ahora que eres la luna, los perros,
las noches, todos los amigos.

------------------------
Texto tomado de aquí.

jueves, 12 de septiembre de 2013

luz

Ya hace de esto nuevamente una temporada, muchas cosas han ocurrido desde entonces y se han modificado; sólo puedo recordar algunas concretas de aquella noche, palabras sueltas cambiadas entre los dos, momentos y detalles eróticos de profunda ternura, fugaces claridades de estrellas al despertar del pesado sueño de la extenuación amorosa. Pero aquella noche fue cuando de nuevo por vez primera desde la época de mi derrota me miraba mi propia vida con ojos inexorablemente radiantes, y volví a reconocer a la casualidad como destino y a las ruinas de mi vida como fragmento celestial. Mi alma respiraba de nuevo, mis ojos veían otra vez, y durante algunos instantes volví a presentir ardientemente que no tenía más que juntar el mundo disperso de imágenes, elevar a imagen el complejo de mi personalísima vida de lobo estepario, para penetrar a mi vez en el mundo de las figuras y ser inmortal.

-----------------
Hermann Hesse, El lobo estepario, Alianza Editorial: Madrid 1998, p. 161

Lenguajes IX

Despertar con un rayo de sol
RICARDO SILVA-SANTISTEBAN

Dios del tiempo que empapas mis sienes
Padre ausente de la cumbre del habla
Espíritu y materia de un manantial secreto
El huracán del verbo sostiene tenues sílabas
Que apenas alimentan el canto
Con la purísima materia de su ser encadenado

Otra vez hemos perdido la madurez del lenguaje
Pero ascender entre sus cimas
Es el oficio del poeta
Hay que recomenzar la tarea de aprenderlo
Porque su centro se pierde entre audacias de voces
Y anheloso persiste del don de profecía

Y tú diosa del alba devela mis sentidos
Ya frutecen los astros no vistos de los cielos
Ya esplenden frescas brisas con descuido
Os abrazo con mis alas
Venid a mí luceros estrellados
La gracia de la aurora acapara mis ocios

La Vía Láctea es el ojo del universo
Una hormiga la sombra de la tierra
Entre cucharas y restos
Se devana la leche de la estrella
Y el alba se aproxima con sigilos de lobo
Fulgid luceros con rumor de torrentes
La vida ocupa de nuevo el esplendor de la luz

--------------
Ricardo Silva-Santisteban, Cuatro poemas secretos, Lustra Editores, Lima 2012, p. 12-13

miércoles, 14 de agosto de 2013

poemas olvidados I

2 AM. Es la hora del Oficio Nocturno, y la iglesia
ERNESTO CARDENAL

2 AM. Es la hora del Oficio Nocturno, y la iglesia
en penumbra parece que está llena de demonios.
Esta es la hora de las tinieblas y de las fiestas.
La hora de mis parrandas. Y regresa mi pasado.
.................................................................."Y mi pecado está siempre delante de mí"

Y mientras recitamos los salmos, mis recuerdos

interfieren el rezo como radios y como roconolas.
Vuelven viejas escenas de cine, pesadillas, horas
solas en hoteles, bailes, viajes, besos, bares.
Y surgen rostros olvidados. Cosas siniestras.
Somoza asesinado sale de su mausoleo. (Con
Sehón, rey de lo amorreos, y Org, rey de Basán).
Las luces del "Copacabana" rielando en el agua negra
del malecón, que mana de las cloacas de Managua.
Conversaciones absurdas de noches de borrachera
que se repiten y se repiten como un disco rayado.
Y los gritos de las ruletas, y las roconolas.
.................................................................."Y mi pecado está siempre delante de mí"

Es la hora en que brillan las luces de los burdeles
y las cantinas. La casa de Caifás está llena de gente.
Las luces del palacio de Somoza están prendidas.
Es la hora en que se reúnen los Consejos de Guerra
y los técnicos en torturas bajan a las prisiones.
La hora de los policías secretos y de los espías,
cuando los ladrones y los adúlteros rondan las casas
y se ocultan los cadáveres. Un bulto cae al agua.
Es la hora en que los moribundos entran en agonía
La hora del sudor en el huerto, y de las tentaciones.
Afuera los primeros pájaros cantan tristes,
llamando al sol. Es la hora de las tinieblas.
Y la iglesia está helada, como llena de demonios,
mientras seguimos en la noche recitando los salmos.

(De GETHSEMANI, Ky, 1960)

----------------------------
Texto tomado de aquí.

miércoles, 31 de julio de 2013

miércoles, 10 de julio de 2013

Edward Stachura - Nie ma szczęśliwych miłości

No hay ningún amor feliz
LOUIS ARAGON


El hombre nada adquiere jamás Ni su ternura
Mi bello amor mi dulce amor mi amor perdido

Ni su amor ni su fuerza  Y cuando abre los brazos
La sombra que proyecta es una cruz oscura
Y si abraza su dicha la destroza en pedazos
Su vida es una extraña y espantable locura
                No hay ningún amor feliz

Su vida se parece a un inerme soldado

Que para otra estrategia ha sido preparado 
Que madruga y de noche sufre de hambre y de sed
Y que en la tarde tiembla deshecho y desarmado
Decid «mi pobre vida» y el llanto contened
                  No hay ningún amor feliz

Dentro de mí te llevo como un pájaro yerto

Y aquellos que de lejos nos vieron no han sabido
Que mis propios poemas tras de mí han repetido
Y que ya por tus ojos varias veces han muerto
                   No hay ningún amor feliz

El tiempo de aprender a vivir ya ha pasado

Que lloren en la noche nuestros dos corazones
Por el dolor que esconde cada recuerdo amado
Las tragedias que nutren el éxtasis soñado
Los sollozos que impregnan las menores canciones
                    No hay ningún amor feliz

No hay amor que no aflija al par que desespera

No hay amor que no se halle mezclado a su dolor
No hay amor que no espante No hay amor que no hiera
No hay amor que no viva de lágrimas y espera
Y el amor de la patria lo mismo que tu amor
                     No hay ningún amor feliz
                Pero este es nuestro amor


Versión de: Andrés Holguín
-----------------------------
Texto tomado de aquí




domingo, 30 de junio de 2013

junto a los ríos

Salmos 137 (RV60)

1 Junto a los ríos de Babilonia,
Allí nos sentábamos, y aun llorábamos,
Acordándonos de Sion.
2 Sobre los sauces en medio de ella
Colgamos nuestras arpas.
3 Y los que nos habían llevado cautivos nos pedían que cantásemos,
Y los que nos habían desolado nos pedían alegría, diciendo:
Cantadnos algunos de los cánticos de Sion.
4 ¿Cómo cantaremos cántico de Jehová
En tierra de extraños?
5 Si me olvidare de ti, oh Jerusalén,
Pierda mi diestra su destreza.
6 Mi lengua se pegue a mi paladar,
Si de ti no me acordare;
Si no enalteciere a Jerusalén
Como preferente asunto de mi alegría.
7 Oh Jehová, recuerda contra los hijos de Edom el día de Jerusalén,
Cuando decían: Arrasadla, arrasadla
Hasta los cimientos.
8 Hija de Babilonia la desolada,
Bienaventurado el que te diere el pago
De lo que tú nos hiciste.
9 Dichoso el que tomare y estrellare tus niños
Contra la peña.

------------------------
Texto tomado de aquí

lunes, 24 de junio de 2013

tú, que a mi corazón

¿Dónde está mi mariposa interna para entonar tus frecuencias?
-----------------------
La Lá, Jesús



miércoles, 29 de mayo de 2013

lugares I

[una conversación en una novela]

-En estos días siento como si al venir a este país uno hiciera un pacto con el diablo. Entregas tu pasaporte al entrar, te lo sellan, quieres ganar un poquito de dinero, hacer un buen comienzo … ¡pero quieres volver! ¿Quién querría quedarse? En este lugar frío, húmedo, miserable, con comida horrenda, con periódicos que ponen los pelos de punta- ¿quién querría quedarse? En un lugar donde nunca eres bienvenido, tan solo tolerado. Apenas tolerado. Como si fueras un animal que por fin aprendió a hacer sus cosas fuera de casa. ¿Quién querría quedarse? Pero has hecho un pacto con el diablo… Te arrastra y arrastra y de pronto ya no puedes regresar, tus hijos están irreconocibles, no perteneces a ninguna parte.

-No, eso no es cierto.

-Y entonces empiezas a deshacerte de la idea misma de pertenecer a alguna parte. De pronto esta cosa, este pertenecer, empieza a parecer una mentira extensa y viscosa…Y empiezo a pensar que los lugares de nacimiento son accidentales, que todo es un accidente. Pero si lo crees así, ¿a dónde vas? ¿Qué haces? ¿Cómo puede entonces importar algo?

Mientras Samad describía horrorizado esta distopía, Irie se avergonzaba al descubrir que ese territorio de accidentes a ella le sonaba a paraíso. Sonaba a libertad.

-¿Dí, me entiendes?  Yo sé que me entiendes.

Y con ello realmente decía: ¿Hablamos el mismo lenguaje? ¿Somos del mismo lugar? ¿Somos iguales?

Irie le apretó la mano y asintió vigorosamente [...]. ¿Qué más podía hacer aparte de decirle lo que él quería oír?

-Sí -contestó- por supuesto que sí, sí, claro que sí. 

-----------------

Zadie Smith, White Teeth, London: Penguin Books 2001, pp. 407-408

lunes, 27 de mayo de 2013

zamknięty echem

encerrado por un eco
KRZYSZTOF KAMIL BACZYŃSKI

Desde aquí el cielo es grande como el cielo sureño

que no cruzaste a nado -y ya no lo harás.
Expuesto a las estrellas después de las salvas del día
pasarás
como las ciudades abandonadas en el camino.
Inadvertido
traspasado por las balas de todas las guerras
morirás
encerrado por un eco menor como eco de algunos labios, 
empequeñecido en el desván por el cuarto.

julio 1940


------------------

Traducción de Alhelí Málaga del 28 XI 2000
Texto original encontrado aquí.

jueves, 2 de mayo de 2013

ni mi casa es ya mi casa

Romance sonámbulo
FEDERICO GARCÍA LORCA

A Gloria Giner y Fernando de los Ríos

Verde que te quiero verde.
Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mar
y el caballo en la montaña.
Con la sombra en la cintura
ella sueña en su baranda,
verde carne, pelo verde,
con ojos de fría plata.
Verde que te quiero verde.
Bajo la luna gitana,
las cosas le están mirando
y ella no puede mirarlas.
             
Verde que te quiero verde.
Grandes estrellas de escarcha,
vienen con el pez de sombra
que abre el camino del alba.
La higuera frota su viento
con la lija de sus ramas,
y el monte, gato garduño,
eriza sus pitas agrias.
¿Pero quién vendrá? ¿Y por dónde...?
Ella sigue en su baranda,
verde carne, pelo verde,
soñando en la mar amarga.
              
Compadre, quiero cambiar
mi caballo por su casa,
mi montura por su espejo,
mi cuchillo por su manta.
Compadre, vengo sangrando,
desde los montes de Cabra.
Si yo pudiera, mocito,
ese trato se cerraba.
Pero yo ya no soy yo,
ni mi casa es ya mi casa.
Compadre, quiero morir
decentemente en mi cama.
De acero, si puede ser,
con las sábanas de holanda.
¿No ves la herida que tengo
desde el pecho a la garganta?
Trescientas rosas morenas
lleva tu pechera blanca.
Tu sangre rezuma y huele
alrededor de tu faja.
Pero yo ya no soy yo,
ni mi casa es ya mi casa.
Dejadme subir al menos
hasta las altas barandas,
dejadme subir, dejadme,
hasta las verdes barandas.
Barandales de la luna
por donde retumba el agua.
              
Ya suben los dos compadres
hacia las altas barandas.
Dejando un rastro de sangre.
Dejando un rastro de lágrimas.
Temblaban en los tejados
farolillos de hojalata.
Mil panderos de cristal,
herían la madrugada.
              
Verde que te quiero verde,
verde viento, verdes ramas.
Los dos compadres subieron.
El largo viento, dejaba
en la boca un raro gusto
de hiel, de menta y de albahaca.
¡Compadre! ¿Dónde está, dime?
¿Dónde está mi niña amarga?
¡Cuántas veces te esperó!
¡Cuántas veces te esperara,
cara fresca, negro pelo,
en esta verde baranda!
              
Sobre el rostro del aljibe
se mecía la gitana.
Verde carne, pelo verde,
con ojos de fría plata.
Un carámbano de luna
la sostiene sobre el agua.
La noche su puso íntima
como una pequeña plaza.
Guardias civiles borrachos,
en la puerta golpeaban.
Verde que te quiero verde.
Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mar.
Y el caballo en la montaña.

------------------
Texto encontrado aquí.

jueves, 25 de abril de 2013

últimas lluvias

Panteísmo
GUSTAVO PÉREZ OCAMPO

Se marcharon las últimas lluvias...

El corazón como un pez ahogado en su propia luz, 
perdido en su propio laberinto, herido en su propia 
pena,
alza sus deseos locos, i no sabe si en el cielo 
o en el olvido están los últimos salmos errantes.

Se marcharon las últimas lluvias... 

Los ojos se llenan de una lejana melancolía, 
i las manos húmedas de las últimas rosas, 
i el pecho quebrantado como un cementerio 
donde está enterrada la soledad.

¡Ah, los vagabundos, los poetas i las alamedas infinitas: 

todo está poblado de ansiedad (terco rocío, 
padrenuestris i polvorientos poemas).

Irse las últimas lluvias, 

es como rezar una oración en un idioma que no se 
comprende. 
Como coger una fruta i quemarse las manos. 
Como salir a la noche i de pronto olvidarse el propio 
nombre. 
Como haber amado cien años i ver las cenizas de 
nuestras cartas 
cayendo de los tejados.

Así han podido irse las últimas lluvias; 

aguas gozosas, hechas de furias i suspiros, 
aguas frágiles, remotas, almas derretidas, azules. 
Aguas cándidas que jamás han deletreado los signos 
del sueño i sus fantasmas.

Es una sensación de mar quemado, esto de ver 

cómo se van las últimas lluvias... 
El hombre cimbrando sus recuerdos, 
alcanza la última gota de esta destrucción, 
i se sumerge entre estaciones húmedas, 
atestadas de gentes indiferentes. 
El hombre es un loco que persigue al tiempo: lo 
detiene 
i lo pierde, i como un niño se pone a llorar 
al borde de su asombro.

Es lo que ocurre cuando se van las últimas lluvias. 

El tiempo dispone sus caprichos. Amanece a la hora 
justa 
del amanecer. Enciende el rubor de los jardines, 
i se va antes del anochecer 
para coger el último tren de la eternidad.

Es una sensación de bosque iluminado esto de ver 

cómo se están yendo las últimas lluvias...

--------------------------

Red. Mario Pantoja, Piedra sobre piedra: poesía cusqueña contemporánea,, Municipalidad del Cusco: Cusco 2000, p. 128

martes, 9 de abril de 2013

desde el teatro

A veces Dios existe tan súbitamente.
[...]

[...] y, desde entonces, ni siquiera por un momento, ha habido luz más intensa que esta vela.

------
Un tranvia llamado deseo, Tenesse Williams
Texto encontrado de aquí.


sin

Sin Ti solo hay tinieblas.

----------
frase romántico-cristiana, captada en una gigantografía en un soleado pueblo costeño

miércoles, 27 de marzo de 2013

cancioncita



Romance de la infanticida
versión cantada por Joaquín Díaz

Más arribita de Burgos hay una pequeña aldea
donde vive un comerciante, que vende paños y sedas.
Tiene una mujer bonita, -valía más que fuera fea-
tiene un hijo de cinco años, la cosa más parlotera.
Todo lo que pasa en casa, a su padre se lo cuenta;
su padre, por más quererlo, en las rodillas le sienta.
- Ven aquí tú, hijo querido, ven aquí, mi dulce prenda,
quiero que todo me digas; en esta casa, ¿quién entra?
- Padre de mi corazón, el alférez de esta aldea
que llega todos los días y con mi madre conversa
con mi madre come y bebe, con mi madre pone mesa,
con mi madre va a la cama, como si usted mismo fuera.
A mí me dan un ochavo pa jugar a la rayuela,
y yo, como picarzuelo, me escondo tras de la puerta.
Mi madre estaba mirando, y me dijo que me fuera:
- Deja que venga tu padre, que te va a arrancar la lengua.
Mal le ha sentado al señor el que aquello se supiera,
después ha salido a un viaje de siete leguas y media.
Un día estando jugando con los niños de la escuela,
ha ido a buscarle su madre, a peinar su cabellera.
Ha cuarteado su cuerpo, le ha tirado en una artesa,
y el peinado que le ha hecho, fue cortarle la cabeza.
La coloca entre dos platos y el alférez se la entrega:
- Señora, se les castiga, pero no de esa manera;
haberle dado cuatro azotes y haberle echado a la escuela.
Tras de tiempos llegan tiempos y el marido ya regresa.
Ella ha salido a buscarle, y le ha encontrado en la puerta.
- Entra, maridito, entra, que te tengo una gran cena,
los sesitos de un cabrito, las agallas y la lengua.
- ¿Qué me importa a mí de eso? ¿Qué me importa de la cena?
Te pregunto por mi hijo que no ha salido a la puerta.
- Entra, maridito, entra, por tu hijo nada temas,
que le dí pan esta tarde y se fué pa ca su abuela;
como cosa de chiquillos, está jugando con ella.
Se pusieron a cenar, y oye una voz que le suena.
- Padre de mi corazón, no coma usted de esa cena,
que salió de sus entrañas y no es justo que a ellas vuelva.
Se ha levantado el señor, la busca de su hijo empieza,
le ha encontrado cuarteado, partidito en una artesa.
La ha agarrado de los pelos, barre la casa con ella,
y después de golpearla, a la autoridad la entrega.
Unos dicen que matarla; otros, lo mismo con ella,
otros dicen que arrastrarla, de la cola de una yegua.


---------------------

Texto encontrado aquí.

jueves, 28 de febrero de 2013

Treehouse

Mi casa del árbol
KENNY KNIGHT

Quería irme a casa.
Lloraba sin yo mismo conocer el porqué.
Estaba perdido y la gran ciudad era famosa,
demasiado famosa como para saber de mí.

Estaba muy asustado entre tantas piernas.
Caminar sobre la acera era como
atravesar un bosque espeso,
el bosque era inmenso y yo pequeño,
y demasiado lento como para esquivar
los troncos con ramas-falda y ramas-pantalón.

Los árboles no tenían raíces, solo zapatos,
la mayoría sin barro alguno.
Había incluso estorninos y otras aves
golpeando sus picos contra el suelo.
Yo me habría detenido a escuchar sus canciones.

Es fácil olvidar que, reunida,
la gente se convierte en bosque.
Es fácil olvidar una vez que creces
y te conviertes en árbol tu mismo, 
olvidar que no eres más que una parte
del paisaje cambiante, entre bosque 
extenso y su elemento.

A veces imagino aquellos árboles:
los rayados y los de otras variedades,
bailando juntos al ritmo de música oída en la radio,
bailando como árboles de verdad bailan al ritmo calmo
del golpe del trueno y la canción del tornado.

Estaba feliz con el tiempo incluso cuando llovía.

Quería explorar el mundo pero estaba restringido
a sus márgenes. Era demasiado joven 
como para ser digno de confianza
como lo es un atlas. Siempre pierdo los guantes.

Quería enamorarme y magullarme los tobillos.
Los ranúnculos y los dientes de león me odiaban.

Pasé la mitad de mi infancia riendo con la televisión
y la otra mitad con la boca 
abierta 
atisbando por la ventana
desde claustrofóbicas aulas de ladrillo frío.

Me aterraba lo desconocido.
Poco a poco fui creciendo.

Tomé gusto por los cigarrillos y abandoné los juguetes.

Ya no uso pantalón corto,
aunque mis piernas son bonitas.

Nací en el quincuagésimo primer otoño del siglo.
Ahora vivo en mi propia casa del árbol.

---------------
Kenny Knight, The Honicknowle Book of the Dead, Shearsman Books: Exeter 2009, p. 57-58

martes, 1 de enero de 2013

canción de amor z



Me quedo contigo 
MANU CHAO
Versión original: Los Chunguitos

Si me das a elegir
Entre tú y mis ideas aunque yo sin ellas
Soy un hombre perdido
Si me das a elegir
Entre tú y la gloria
Pa' que lleve la historia de mi
Por los siglos
Si me das a elegir
Entre tú y ese cielo
Donde libre es el vuelo
Pa' llegar al olvido
Si me das a elegir
Me quedo contigo

Si me das a elegir
entre tú y la pereza
con esa grandeza que lleva consigo
Si me das a elegir
Me quedo contigo

Porque me he enamorado
Y te quiero y te quiero
Solo deseo
Estar a tu lado
Soñar con tus ojos
Besarte los labios