martes, 23 de octubre de 2012

La lista de Alex (incompleta)

La voz de Sinatra entre 1948 y 1956
El pie derecho de Donald O’Connor
El antiguo camino al colegio en una mañana de marzo
La letra א
Estar dentro de ella, sus piernas alrededor de mis caderas
Gente resbalando y cayendo
Chistes
Gatos con sobrepeso
Las peliculas de Kitty Alexander
Relaciones que no tienen que ver con sangre ni con ningun otro fluido
Tabaco
Decir a los niños que la vida es solo sufrir
Alcohol
Dios
El olor de la canela
Esther


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Zadie Smith, The Autograph Man, Penguin Books: London 2002, p. 324-325

viernes, 19 de octubre de 2012

la belleza aaaa la belleza

La belleza A es una belleza limpia, rosa, decente. Su hora del día es la mañana, su sabor el dulce, que gusta a los recién nacidos. La primera belleza que se puede reconocer, apta para menores, franca. Puede empalagar, pero nunca miente; ya avisaba desde el principio de su dulzor aburrido. Es la belleza de los cachorros, las flores abiertas, los campos a la luz del mediodía, el olor de la colonia, la bailarina dando vueltas en su cajita de música.
(...)
La belleza E es la belleza que sólo algunos ojos pueden detectar. Pasada de moda o futurista. Demasiado cotidiana o demasiado exótica para ser reconocida en un primer golpe de vista. Es una belleza que se infiltra en la voluntad secretamente.
(...)
La belleza I es la belleza de lo llamativo. Pavos reales, monos albinos, tartas de boda y adornos tribales. Su sabor es el picante. Es una belleza difícil de ignorar por los sentidos, pero el corazón previene contra ella.
(...)
La belleza O es la que guarda un misterio. Hay que mirarla con unos ojos que están en las tripas. Hay que hacer un pacto con los sentidos. Es la belleza de la contradicción. El murciélago, animal del aire y de lo subterráneo, ciego, como Plutón. La serpiente, unas veces el mal, otras, la sabiduría; símbolo de la medicina y la curación.
(...)
La belleza U es la que por hábito o piedad se encuentra en lo mediocre o en lo sencillamente feo. Todo objeto compite por el amor de los ojos del mundo, y cada uno tiene su recurso. Los objetos con belleza A, su luz, los objetos con belleza E, su sombra. Los I, su estrépito. Los O, su resistencia. Hay otros objetos que no luchan, sino que piden auxilio. Los perros salchicha, con sus grandes ojos. Los niños pobres, con sus grandes ojos, el tío feo a quien no quiere nadie, con sus grandes ojos. Las causas perdidas.

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Tomado de: Rebeca Tabales, Eres bella y brutal
Texto encontrado aquí.

jueves, 4 de octubre de 2012

Just world hypothesis

Fenómeno del mundo justo
Es la tendencia prejuiciosa de algunas personas a percibir que el mundo es justo y por consiguiente las personas reciben lo que se merecen. Esta tendencia también se da en la ilusión de pensar que las personas recibirán con el tiempo lo que se merecen. [...] Una versión de esta falacia es la de que el tiempo pone a cada uno en su sitio.
[...]
La misma motivación (es decir, la protección de nuestra autoestima ante un mundo repleto de situaciones dominadas por el azar, ante las que estamos desprotegidos) subyace a la creencia generalizada en que las acciones y sus resultados comparten la misma valencia afectiva. Ésta es la "hipótesis del mundo justo": los actos buenos tienen consecuencias positivas, mientras que los actos malos tienen consecuencias negativas; las cosas buenas les suceden a las buenas personas, pero las cosas malas les suceden a las personas malvadas (Langer, 1975; en realidad, Piaget ya observó este tipo de razonamiento con anterioridad, pero lo vinculó a los estadios de desarrollo previos a la edad adulta, algo que como veremos no es cierto). Esta creencia en la justicia universal elimina el papel del azar, incluso en situaciones donde el azar es claramente el único o principal determinante, y por esto nos hace sentir más cómodos en el mundo.

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Información encontrada aquí.