miércoles, 30 de abril de 2008

Un caballo en la casa - Wáshington Delgado

Guardo un caballo en mi casa.
De día patea el suelo
junto a la cocina;
De noche duerme al pie de mi cama.
Con su boñiga y sus relinchos
hace incómoda la vida
en una casa pequeña.
¿Pero qué otra cosa puedo hacer
mientras camino hacia la muerte
en un mundo al borde del abismo?
¿Qué otra cosa sino guardar este caballo
como pálida sombra de los prados abiertos
bajo el aire libre?
En la ciudad muerta y anónima,
entre los muertos sin nombre, yo camino
como un muerto más.
Las gentes me miran o no me miran,
tropiezan conmigo y se disculpan
o me maldicen y no saben
que guardo un caballo en mi casa.
En la noche, acaricio sus crines
y le doy un trozo de azúcar,
como en las películas.
Él me mira blandamente, unas lágrimas
parecen a punto de caer de sus ojos redondos.
Es el humo de la cocina o tal vez
le desespera vivir en un patio
de veinte metros cuadrados
o dormir en una alcoba
con piso de madera.
A veces pienso
que deberia dejarlo irse libremente
en busca de su propia muerte.
¿Y los prados lejanos
sin los cuales yo no podría vivir?
Guardo un caballo en mi casa
desesperadamente encadenado
a mi sueño de libertad.

martes, 22 de abril de 2008

Problemilla 5

Europa, modernidad y eurocentrismo
ENRIQUE DUSSEL




[...] Esta secuencia es hoy la tradicional. Nadie piensa que es una "invención” ideológica (que “rapta” a la cultura griega como exclusivamente “europea” y “occidental”), y que pretende que desde la época griega y romana dichas culturas fueron “centro” de la historia mundial. Esta visión es doblemente falsa: en primer lugar, porque, como veremos, no hay fácticamente todavía historia mundial sino historias de ecumenes juxtapuestas y aisladas: la romana, persa, de los reinos hindúes, del Siam, de la China, del mundo mesoamericano o inca en América, etc.).

En segundo lugar, porque el lugar geopolítico le impide poder ser “centro” (el Mar Rojo o Antioquía, lugar de término del comercio del Oriente, no son el “centro” sino el límite occidental del mercado euro-afro-asiático). [...]

II. Dos conceptos de “Modernidad
Llegados a este punto de la descripción entramos en el meollo de la discusión. Deberemos oponernos a la opinión hegemónica en cuanto a la interpretación de la Europa moderna (a la “Modernidad”), y no como un tema extraño a la cultura latinoamericana, sino, contra la opinión corriente, como problema fundamental en la definición de la “Identidad latinoamericana” -para hablar como Charles Taylor-. En efecto, hay dos conceptos de “Modernidad”.

El primero es eurocéntrico, provinciano, regional. La Modernidad es una emancipación, una “salida” de la inmadurez por un esfuerzo de la razón como proceso crítico, que abre a la humanidad a un nuevo desarrollo del ser humano. Este proceso se cumpliría en Europa, esencialmente en el siglo XVIII. El tiempo y el espacio de este fenómeno lo describe Hegel, y lo comenta Habermas en su conocida obra sobre el tema -y es unánimemente aceptado por toda la tradición europea actual-:

"Los acontecimientos históricos claves para la implantación del principio de la subjetividad [moderna] son la Reforma, la Ilustración y la Revolución francesa."

[...] Como puede observarse se sigue una secuencia espacio-temporal: casi siempre se acepta también el Renacimiento italiano, la Reforma y la Ilustración alemana y la Revolución francesa. En un diálogo con Ricoeur10, éste nos proponía además el Parlamento inglés. Es decir: Italia (siglo XV), Alemania (siglos XVIXVIII), Francia (siglo XVIII), Inglaterra (siglo XVII). Denominamos a esta visión “eurocéntrica” porque indica como punto de partida de la “Modernidad” fenómenos intra-europeos, y el desarrollo posterior no necesita más que Europa para explicar el proceso. Esta es aproximadamente la visión provinciana y regional desde Max Weber -con su análisis sobre la “racionalización” y el “desencanto”- hasta Habermas). Para muchos un Galileo (condenado en 1616), Bacon (Novum Organum, 1620) o Descartes (El discurso del método, 1636) serían los iniciadores del proceso moderno en el siglo XVII. Proponemos una segunda visión de la “Modernidad”, en un sentido mundial, y consistiría en definir como determinación fundamental del mundo moderno el hecho de ser (sus Estados, ejércitos, economía, filosofía, etc.) “centro” de la Historia Mundial. Es decir, nunca hubo empíricamente Historia Mundial hasta el 1492 (como fecha de iniciación del despliegue del “Sistema-mundo”). Anteriormente a esta fecha los imperios o sistemas culturales coexistían entre sí. Sólo con la expansión portuguesa desde el siglo XV, que llega al Extremo Oriente en el siglo XVI, y con el descubrimiento de América hispánica, todo el planeta se torna el “lugar” de “una sola” Historia Mundial (Magallanes-Elcano da la vuelta de circunvalación a la tierra en 1521). [...]

III. Racionalidad e irracionalidad o el mito de la Modernidad
Si se entiende que la “modernidad” de Europa será el despliegue de las posibilidades que se abren desde su “centralidad” en la Historia Mundial, y la constitución de todas las otras culturas como su “periferia”, podrá comprenderse el que, aunque toda cultura es etnocéntrica, el etnocentrismo europeo moderno es el único que puede pretender identificarse con la “universalidad-mundialidad”. El “eurocentrismo” de la Modernidad es exactamente el haber confundido la universalidad abstracta con la mundialidad concreta hegemonizada por Europa como “centro”.

[...] Si la Modernidad tiene un núcleo racional ad intra fuerte, como “salida” de la Humanidad de un estado de inmadurez regional, provinciana, no planetaria; dicha Modernidad, por otra parte ad extra, realiza un proceso irracional que se oculta a sus propios ojos. Es decir, por su contenido secundario y negativo mítico, la “Modernidad” es justificación de una praxis irracional de violencia. El mito podría describirse así:

1) La civilización moderna se autocomprende como más desarrollada, superior (lo que significará sostener sin conciencia una posición ideológicamente eurocéntrica).

2) La superioridad obliga a desarrollar a los más primitivos, rudos, bárbaros, como exigencia moral.

3) El camino de dicho proceso educativo de desarrollo debe ser el seguido por Europa (es, de hecho, un desarrollo unilineal y a la europea, lo que determina, nuevamente sin conciencia alguna, la “falacia desarrollista”).

4) Como el bárbaro se opone al proceso civilizador, la praxis moderna debe ejercer en último caso la violencia si fuera necesario, para destruir los obstáculos de la tal modernización (la guerra justa colonial).

5) Esta dominación produce víctimas (de muy variadas maneras), violencia que es interpretada como un acto inevitable, y con el sentido cuasi-ritual de sacrificio; el héroe civilizador inviste a sus mismas víctimas del carácter de ser holocaustos de un sacrificio salvador (el indio colonizado, el esclavo africano, la mujer, la destrucción ecológica de la tierra, etcétera).

6) Para el moderno, el bárbaro tiene una “culpa" (el oponerse al proceso civilizador) que permite a la “Modernidad” presentarse no sólo como inocente sino como “emancipadora” de esa “culpa” de sus propias víctimas.

7) Por último, y por el carácter “civilizatorio” de la “Modernidad”, se interpretan como inevitables los sufrimientos o sacrificios (los costos) de la “modernización” de los otros pueblos “atrasados” (inmaduros), de las otras razas esclavizables, del otro sexo por débil, etcétera.

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Texto extraído de aquí, pp. 44-49.

jueves, 17 de abril de 2008

Tras esa puerta - Mar de Copas



Hace ya tanto tiempo que camino este camino sin pensar-
hace tanto y es tan poco el que no estás-
confundo timidez con ganas de no molestar ni por favor-
y esquino en cada vuelta un espejismo de tu amor.

Hace tanto, tanto tiempo que no hay nadie en estos rumbos-
no sé si abandoné la compañía en este mundo-
no sé si he avanzado o sólo en círculos he andado-
no sé si ese cuerpo que cayó fui yo al morir.

Quién es quien va a cambiar la historia-
de esta quietud violenta que me nombra-
y no da más.

Que es lo que hay tras son viejas glorias-
que sólo es tiempo y refugio en la sombra-
y no da más.

Mis mejores recuerdos daría por llegar en ti-
y en ti dormir.

Tras esos ojos de alcohol-
tras esos muros de piel-
tras esa puerta de miedo he visto calmar a un loco corazón.

Al confundirse la emoción y los deseos-
se han borrado en algo triste-
y no muy nuevo por jugar-
mientras su falta hizo sangrar mi corazón, ya mi alma-
se ha derretido en su calor.

Quién es quien va a cambiar la historia-
de esta quietud violenta que me nombra-
y no da más.

Que es lo que hay tras son viejas glorias-
que sólo es tiempo y refugio en la sombra-
y no da más.

Mis mejores recuerdos daría por llegar en ti-
y en ti dormir.

Tras esos ojos de alcohol-
tras esos muros de piel-
tras esa puerta de miedo he visto calmar a un loco corazón.


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Texto extraído de aquí.

lunes, 7 de abril de 2008

Heraklit - Czesław Miłosz

Heráclito

Se compadecía de ellos, él mismo digno de compasión.
Porque eso está tras las expresiones de cualquier idioma.
Incluso la sintaxis, oscura, de la que lo acusaban,
Las palabras puestas así que con triple sentido,
No contienen nada. Esos dedos en la sandalia,
El pecho de la muchacha tan menudo bajo la mano de Artemis,
El sudor, el aceite de olivo en el rostro del hombre de los bajeles,
Participan en el Todo, existiendo separadamente.
Suyos en el sueño y a sí mismos ya nada más entregadas ,
Con amor al olor del perecible cuerpo,
al calor central bajo el vello púbico,
Con las rodillas bajo la quijada, sabemos que está el Todo
Y anhelamos inútilmente. Propios, entonces animales.
La existencia particular nos quita la luz
(Esta oración puede leerse desde ambos extremos)
"Nadie como él fue orgulloso y despreciativo".
Pues se torturaba a sí mismo, no pudiendo perdonar,
Que el momento de conciencia jamás nos cambia.
La compasión alcanzó la ira. Hasta que huyó de Efeso.
No quería ver un rostro humano. Vivía en las montañas.
Se alimentaba de pasto y el follaje, según dice Laertius.
Bajo la orilla escarpada del Asia el mar ponía las olas
(Desde arriba no se ven las olas, se ve tan solo el mar),
Y allí acaso el eco llevará las campanillas de las flores,
Acaso nadan los ropajes dorados de Orlando Furioso,
Acaso la boca del pez quita la pintura acuática de los labios
de la radiotelegrafista de las barcas de los marinos fondos?

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dentro del poemario Gdzie słońce wschodzi i kędy zapada
(no se encuentra en la red, dispongo de un ejemplar en polaco, por si hay interesados :P )

Un poema de Francisco Bendezú

Melancolía
FRANCISCO BENDEZÚ

Los días pasan
como tranvías.
El amor muere.
Melancolía.

Sal, cabelleras.
Sangre que mana
de mis heridas:
sangre perdida...

Las tardes rielan
en mi memoria
tal amarillas
fotografías.

¡Noches de palmas
y colgaduras!
¡Ay!, con las nubes
se va mi vida...

Los días pasan
como tranvías.
El amor muere.
Melancolía.

sábado, 5 de abril de 2008

[Na początku były dzbany]

[Al inicio fueron los cántaros]
EDWARD STACHURA

Al inicio fueron los cántaros
sobre los montes
y sobre jorobas de camellos maduros
mas la lluvia consumió su verdor
y se entreabrió la esbeltez de las colinas

Solane
con qué fin cada noche te cortas los cabellos
y con qué fin construyes templos con tus manos
y pides al cielo
suave oro ruso
para mis ojos

Al inicio fueron los cántaros
al vino calma y vino

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Texto extraído de aquí