miércoles, 31 de agosto de 2011

pa'l norte


Run-Run se fue pa'l norte

VIOLETA PARRA


En un carro de olvido,
antes de aclarar,
de una estación del tiempo,
decidido a rodar.
Run-Run se fue pa´l Norte,
no sé cuándo vendrá.
Vendrá para el cumpleaños
de nuestra soledad.
A los tres días, carta
con letra de coral,
me dice que su viaje
se alarga más y más,
se va de Antofagasta
sin dar una señal,
y cuenta una aventura
que paso a deletrear,
ay ay ay de mí.

Al medio de un gentío
que tuvo que afrontar,
un transbordo por culpa
del último huracán,
en un puerto quebrado
cerca de Vallenar,
con una cruz al hombro
Run-Run debió cruzar
Run-Run siguió su viaje
llegó al Tamarugal.
Sentado en una piedra
se puso a divagar,
que si esto que lo otro,
que nunca que además,
que la vida es mentira
que la muerte es verdad,
ay ay ay de mí.

La cosa es que una alforja
se puso a trajinar,
sacó papel y tinta,
un recuerdo quizás,
sin pena ni alegría,
sin gloria ni piedad,
sin rabia ni amargura,
sin hiel ni libertad,
vacía como el hueco
del mundo terrenal
Run-Run mandó su carta
por mandarla no más.
Run-Run se fue pa´l Norte
yo me quedé en el Sur,
al medio hay un abismo
sin música ni luz,
ay ay ay de mí.

El calendario aloja
por las ruedas del tren
los números del año
sobre el filo del riel.
Más vueltas dan los fierros,
más nubes en el mes,
más largos son los rieles,
más agrio es el después.
Run-Run se fue pa´l Norte
qué le vamos a hacer,
así es la vida entonces,
espinas de Israel,
amor crucificado,
corona del desdén,
los clavos del martirio,
el vinagre y la hiel,
ay ay ay de mí.

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Letra tomada de aquí.

viernes, 26 de agosto de 2011

Leandro en la torre

Las horas del día no me bastaban: nunca terminaba de nadar, de remar, de pescar, de comer chocolate, de pintar con los colores de mi caja negra de acuarelas. Obtuve premios en el colegio, pero soy desobediente. Imito a las personas, como los monos. Imito hasta para escribir. Empleo simultáneamente la primera y la tercera persona como algunos escritores notables. Mis padres tienen muchos libros. A veces no entiendo lo que escribo, de tan bien escrito que está, pero siempre adivino lo que quise decir. Subrayaré las palabras que no entiendo. Alguien me dijo una vez, y sospecho que fue el Diablo: "Los grandes escritores son los que no entienden lo que escriben; los otros valen poco".
[...]
Un papel blanco se había quedado en el suelo, y ahí mismo se puso a dibujar con ansiedad. ¿Por qué no recordaba claramente a su madre, si la había querido tanto durante tantos días, si la había mirado hasta dormirse de tanto mirarla? Dibujó mil bocas tratando de recordar la de su madre, mil peinados tratando de recordar el de su madre, mil narices, mil orejas, mil cuellos, mil ojos, mil manos. Si lograba retratarla fielmente, tendría la seguridad de verla aparecer de pronto.
[...]
Amada Ifigenia:
Para no perderla, me puse la pulsera que voy a regalarte; con esto sabrás que desde que te fuiste no hago otra cosa que pensar en tus ojos, tan iguales al color de la pulsera. Qué vacío me parece ahora el mundo sin tus palabras, con la soledad de la torre, con el silencio de sus ventanas. Haberte conocido aquí me parece estar en el cine. Siento al moverme que estoy en un dibujo animado, lleno de nostalgia. No he comido ningún postre desde que te fuiste; todos me parecen iguales, con el mismo adorno, con el mismo gusto a lágrimas, con la misma consistencia. Tigre se fue, siguiéndote; si pudiera, yo lo imitaría como un perro. Cuando sea grande, si me caso con vos, dirigiré un jardin zoológico, con animales amaestrados, y me ayudarás a enseñarles el ABC de las pruebas. Todos los ejercicios tendrán música de fondo y cuando me devuelvan el automóvil te llevaré por todo el mundo en una casa rodante, donde dormiremos y comeremos. En cada pueblo haremos una representación con todos los animales. No llevaremos una carpa, ya que la casa rodante sera nuestro refugio. ¿Qué te parece?
¿Con quién te mandaré esta carta? Muchas cosas parecen imposibles, pero se cumplen si uno lo desea mucho. Encontraré el modo de hacerla llegar a tus manos, aunque no aparezca una paloma mensajera o un helicóptero que lleve mis cartas.
Espero tu contestación ansiosamente y quedo rendido a tus pies. Acepta la pulsera del color de tus ojos.
Leandro

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Silvina Ocampo, La torre sin fin, Editorial Sudamericana, Buenos Aires 2007, pag. 21-22, 54, 93-95

sábado, 20 de agosto de 2011

El triste

El triste
ROBERTO CANTORAL GARCÍA

Qué triste fue decirnos adiós
Cuando nos adorábamos más...
Hasta la golondrina emigró...
Presagiando el final...

Qué triste luce todo sin ti,
Lo mares de las playas se van
Se tiñen los colores de gris
Hoy todo es soledad.

No sé, si vuelva a verte después,
No sé qué de mi vida será
Sin el lucero azul de tu ser,
Que no me alumbra ya,
Hoy quiero saborear mi dolor...
No pido compasión y piedad
La historia de este amor se escribió para la eternidad

Qué triste, todos dicen que soy
Que siempre estoy hablando de ti
No saben que pensando en tu amor
He podido ayudarme a vivir.

Hoy quiero saborear mi dolor, no pido compasión y piedad
La historia de este amor se escribió para la eternidad,
Qué triste todos dicen que soy, que siempre estoy hablando de ti
No saben que pensando en tu amor en tu amor,
He podido ayudarme a vivir.

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Letra tomada de aquí.

sábado, 13 de agosto de 2011