viernes, 9 de julio de 2010

contradicciones de un vocablo

albricias.
(Del ár. hisp. albúšra, y este del ár. clás. bušrà). 1. f. pl. Regalo que se da por alguna buena nueva a quien trae la primera noticia de ella. 2. f. pl. Regalo que se da o se pide con motivo de un fausto suceso.
albricias. 1. interj. U. para denotar júbilo.
ganar alguien las ~. 1. loc. verb. Ser el primero en dar alguna buena noticia al interesado en ella.

lunes, 5 de julio de 2010

Kinga Dunin, Zadyma - cz. 6

Si, en cambio Solidaridad si fue una revuelta de veras. No viaje al astillero* por casualidad. Inesperadamente me comenzó el periodo- obviemos los detalles fisiológicos y de mercado, como la imposibilidad de conseguir en toda Varsovia aunque sea un empaque de gasa. Hasta hoy me pregunto como hubiera sido mi vida si hubiese viajado. Qué estaría haciendo hoy? Donde estaría? Me habría vuelto feminista? Tendría tal vez acciones de Agora?

Mirek de todas formas consideraba que no hay que meterse a ninguna parte. „Limpiamos un poco las rieles, ahora que parta por ellas el tren de la historia” –decía. Que esta sociedad haga lo que quiera, que se organice, que llegue sola al sentido común. Hoy Mirek es un jubilado que vive a las afueras de todo. A varios como el, o parecidos, encontré en los veinticinco años de “Nueva”. Los encargados de imprenta, del transporte, dueños de locales- un montón de gente sin el que la oposición no podría haber existido. Aunque tampoco fueron tantos, dicen que en los archivos de Seguridad teníamos nuestras carpetas, en esos tiempos: tres mil. Gracias a ese suelo existían los políticos de oposición. Hoy se puede encontrar entre ellos a varios desocupados y diversos desviados, a los que se podría condecorar, dar jubilaciones especiales. Pero no eso – o no solo eso – quieren. Quisieran ser otra vez aunque sea un poco importantes, como cuando andaban envueltos en la gloria de los muchachos del mimeógrafo. Quisieran aunque sea por un momento sentirse parte de esa comunidad anterior. En las celebraciones no apareció nadie realmente importante. Michnik, el mas esperado, contesto con un fax enviado por su secretaria: el redactor esta ocupado, para los gastos del banquete envía 500 zlotys...

Durante Solidaridad me enamore de la política. Con alivio acepte la noticia de que se puede ya no dar testimonio, no existir por existir, dejar de repetir que la verdad es el arma de los débiles. En escena entraron la fuerza y el poder, ademas de los verdaderos sujetos colectivos. La sociedad revivió. Se daba un juego real entre los poderosos y Solidaridad. Se daban diversos juegos por el poder dentro de Solidaridad. Por un lado el romanticismo incesantemente animado, del otro- la táctica y la estrategia. Por fin el asunto se volvía realmente interesante, pero tenia un pequeño problema: no había allí sitio para mi. De participante de un simpático y en realidad contra cultural juego pasé de pronto a espectador. Aunque eso no era tan malo. Desde la distancia se ve mejor. Me daba asco Walesa. Me daba asco el mercadillo eclesial-nacional. Me preguntaba si podría haber sido de otro modo. Pero cuando Jan Józef Lipski* se desmayo, pues la Asamblea de Solidaridad no quería aprobar los agradecimientos al KOR, entendí que no. Me hice consciente de que, si Solidaridad vence, de nuevo seré parte de la oposición, volveré a ser parte de la minoría. A pesar de eso fui su hincha de todo corazón- a la comuna tenia que destrozarla una lucha potente, y ya se vería lo que iba a ser después. Al menos cambiaría algo.

El 11 de noviembre, un mes antes del 13 de diciembre*, caía nieve con lluvia, soplaba un viento frío, que se calaba hasta los huesos. „A donde vas?”- me pregunto mi marido de entonces. A una demostración patriótica. A la ultima demostración legal en una Polonia libre. La ultima demostración legal en mi vida. Veteranos, scouts, antorchas, marchas- tambores, cantos patrióticos- fue de verdad hermoso. Pero la señorita S. se preparaba para darse media vuelta. Perra, pensé, me harás falta. Es difícil vivir sin movimiento...

Después, cuando pegaban, ya no iba a las marchas. A veces a las misas por la patria. Al fin y al cabo soy un teórico puro, no una marchante cualquiera. Pero todas esas acciones me alegraban, así que nunca preguntaba por su sentido. Sin embargo siempre he recordado como, durante el estado de guerra*, después de apenas algunos días y de la intervención del general Kiszczak, como una de las primeras (madres- únicas sustentadoras del hogar) fui liberada del arresto. Estaba parada en la esquina de Grójecka y Niemcewicza. Por Grójecka pasaban los tanques, y la gente los miraba como si fueran tranvías. Iban apurados hacia alguna parte, hablaban de que a una tienda cercana acababan de llegar zapatos. Ahí, de donde yo había salido, se cantaba canciones religiosas y se creía que todos estaban con nosotros. No tenia llaves ni dinero, toque la puerta de los vecinos. No sabia muy bien que decir, pero no tuve que pensarlo mucho, porque de inmediato me cerraron la puerta en las narices.

Los marchantes, los de las revueltas (incluso los teoricos), aunque siempre estan solos, tambien viven siempre con la ilusion de que tras ellos hay millones. Porque la marcha es una experiencia de comunidad. Funciona como una droga.

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...continuara...

*Las dudas que hubiese intentare aclararlas en los comentarios...

la parte anterior

jueves, 1 de julio de 2010

Wszystko, za co powinniśmy być wdzięczni

Todo aquello que habríamos de agradecer
ŁUKASZ JAROSZ

La muerte escribe en mí oraciones completas. Oscura
como la piel de la gente de la eléctrica, órbita de la noche.
Recostado sobre el fino asiento veo pasar las sucesivas
estaciones y observo a una abeja que se va apagando entre
las lunas. El tren toca las tibias de las rieles, frota los alambres,
enciende chispas en la oscuridad. Recibo un mensaje de Elka: ¿Acaso
vivamos para constantemente despedir a alguien?
La separación como el morir, diario de un incesante
viaje. Después resulta que esto es lo que deberíamos
agradecer; insertos en la resina, cubiertos con el párpado.

Oigo murmullos, me paro ante la ventana. Mientras cierro los ojos
intento reconstruir en la memoria el rostro amado, que
por descuido olvidé. Las manos extendidas hacia afuera
barren el aire. Siento como si las hundiera en agua,
en un cesto de grano fresco.


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Poeci na nowy wiek, Biuro Literackie 2010