XXVIII
CAROLINA O. FERNÁNDEZ
Sobrevivo en la profundidad de las rocas
En la ciudad de la hecatombe
ya no recuerdo mi infancia
cocinaba poemas que ardían
en las ollas de barro del fogón
A medianoche
las estrellas encandilaban el camino serpenteado de eucaliptos
Me tomabas en brazos
y bajo el alumbrar de los glaciares incendiábamos la bruma
La iglesia era una enorme corona de oro en llamas
y volamos junto a las palomas y sus doce campanadas
Yo era una aprendiz de poeta
aprendiz de paloma
El candelabro encendió mis huesos
hasta encenizar mis plumas
y así aprendí el fundamento
de la página en blanco
Hambre voraz
decía mi madre en su propia lengua
---
Texto encontrado aquí.
ni sol ni sombra/ ni agua ni tierra/ ni triste casa/ ni rica hacienda/ ni un espejito para mirarme/ amaré al aire (w. delgado)
sábado, 22 de octubre de 2022
sábado, 15 de octubre de 2022
una tarde más bien fría
He tocado Madrid
PEDRO GRANADOS
A Rafael Soto Vergés, i. m.
I
He tocado Madrid
Un adoquín de granito áspero
A la altura de mi cabeza
Una tarde más bien fría
Tranquila y contemplativa
Tocaba leve y afirmativamente
Eso sí
Con el índice y el cordial
De mejillas sensibles y ojos entre cerrados
¿Por qué lo hice?
¿Estaba feliz estaba triste?
Dedos contra un agua propicia
Como quien se adentra en sí mismo
Áspera gris fría íntima
Escueta ventana
La de las piedras que duermen
Hacia las piedras que nunca descansan
Torsos macizos y atentos
Y no menos discursivos
II
Un hombre pasa y toca
La piedra desmenuza y cuela
Ambos son dúctiles
Pero mucho más la piedra
El hombre escribe en Lima
Junto a su perro, Mique
Y frente a algunos libros
No anda solo
A menudo van con él
Una mujer
Y algunos de entre sus muertos
Tiene curiosidad
Todavía
Y el cuerpo en resumen sano
Pero sin poner el poema ni la piedra
A un lado
Ni las yemas ni el tacto
Ni sus oídos ni sus ojos
Ni sus mejillas
Ni el calor ni el aire ni el aliento mismo
A un lado
Pedro Granados, La mirada (Buenos Aires: BAP, 2020) pp. 31-32.
---
Texto encontrado aquí.
PEDRO GRANADOS
A Rafael Soto Vergés, i. m.
I
He tocado Madrid
Un adoquín de granito áspero
A la altura de mi cabeza
Una tarde más bien fría
Tranquila y contemplativa
Tocaba leve y afirmativamente
Eso sí
Con el índice y el cordial
De mejillas sensibles y ojos entre cerrados
¿Por qué lo hice?
¿Estaba feliz estaba triste?
Dedos contra un agua propicia
Como quien se adentra en sí mismo
Áspera gris fría íntima
Escueta ventana
La de las piedras que duermen
Hacia las piedras que nunca descansan
Torsos macizos y atentos
Y no menos discursivos
II
Un hombre pasa y toca
La piedra desmenuza y cuela
Ambos son dúctiles
Pero mucho más la piedra
El hombre escribe en Lima
Junto a su perro, Mique
Y frente a algunos libros
No anda solo
A menudo van con él
Una mujer
Y algunos de entre sus muertos
Tiene curiosidad
Todavía
Y el cuerpo en resumen sano
Pero sin poner el poema ni la piedra
A un lado
Ni las yemas ni el tacto
Ni sus oídos ni sus ojos
Ni sus mejillas
Ni el calor ni el aire ni el aliento mismo
A un lado
Pedro Granados, La mirada (Buenos Aires: BAP, 2020) pp. 31-32.
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Texto encontrado aquí.
sábado, 8 de octubre de 2022
Noche negra
Balada interior
FEDERICO GARCÍA LORCA16 de julio de 1920
Vega de Zujaira
A Gabriel
El corazón
que tenía en la escuela
donde estuvo pintada
la cartilla primera,
¿está en ti,
noche negra?
(Frío, frío,
como el agua
del río.)
El primer beso
que supo a beso y fue
para mis labios niños
como la lluvia fresca,
¿está en ti,
noche negra?
(Frío, frío
como el agua
del río.)
Mi primer verso,
la niña de las trenzas
que miraba de frente,
¿está en ti,
noche negra?
(Frío, frío,
como el agua
del río,)
Pero mi corazón
roído de culebras,
el que estuvo colgado
del árbol de la ciencia,
¿está en ti,
noche negra?
(Caliente, caliente,
como el agua
de la fuente.)
Mi amor errante,
castillo sin firmeza
de sombras enmohecidas,
¿está en ti,
noche negra?
(Caliente, caliente,
como el agua
de la fuente.)
¡Oh, gran dolor!
Admites en tu cueva
nada más que la sombra.
¿Es cierto,
noche negra?
(Caliente, caliente,
como el agua
de la fuente.)
¡Oh corazón perdido!
¡Requiem aeternam!
---
Texto encontrado en: García Lorca, F. (2008) Federico García Lorca. Madrid: El País, Colección de Poesía
que tenía en la escuela
donde estuvo pintada
la cartilla primera,
¿está en ti,
noche negra?
(Frío, frío,
como el agua
del río.)
El primer beso
que supo a beso y fue
para mis labios niños
como la lluvia fresca,
¿está en ti,
noche negra?
(Frío, frío
como el agua
del río.)
Mi primer verso,
la niña de las trenzas
que miraba de frente,
¿está en ti,
noche negra?
(Frío, frío,
como el agua
del río,)
Pero mi corazón
roído de culebras,
el que estuvo colgado
del árbol de la ciencia,
¿está en ti,
noche negra?
(Caliente, caliente,
como el agua
de la fuente.)
Mi amor errante,
castillo sin firmeza
de sombras enmohecidas,
¿está en ti,
noche negra?
(Caliente, caliente,
como el agua
de la fuente.)
¡Oh, gran dolor!
Admites en tu cueva
nada más que la sombra.
¿Es cierto,
noche negra?
(Caliente, caliente,
como el agua
de la fuente.)
¡Oh corazón perdido!
¡Requiem aeternam!
---
Texto encontrado en: García Lorca, F. (2008) Federico García Lorca. Madrid: El País, Colección de Poesía
sábado, 1 de octubre de 2022
Un poema mío
elección del formato
ALHELÍ MÁLAGA
quisiera
algún día
conocer sus nombres.
qué papel y qué fuente.
cómo quedarán la z y la t.
serifa, kerning.
cuánta luz en las páginas.
el papel ahuesado
se ensucia mucho.
sangre, sopa, sudor.
eso sí: queda bien
con las hojas verdes.
el offset, a su vez,
al brillar, desnuda.
pero ¡aquí no hay
certidumbre!, ¡no hay
ninguna ciencia!
(que tu formato sea humilde
pero digno, que rinda honor
a las horas muertas, a los
chispazos de entendimiento,
a todos los veranos tallando,
olvidando,
reescribiendo,
pero que no mienta.
pues esta comprensión
no es de enciclopedia,
es de un cuerpo
con coordenadas
de trazo y de tiempo.)
mejor ‒ mándeme muestras.
---
Este poema fue publicado por primera vez en la Revista Kametsa.
quisiera
algún día
conocer sus nombres.
qué papel y qué fuente.
cómo quedarán la z y la t.
serifa, kerning.
cuánta luz en las páginas.
el papel ahuesado
se ensucia mucho.
sangre, sopa, sudor.
eso sí: queda bien
con las hojas verdes.
el offset, a su vez,
al brillar, desnuda.
pero ¡aquí no hay
certidumbre!, ¡no hay
ninguna ciencia!
(que tu formato sea humilde
pero digno, que rinda honor
a las horas muertas, a los
chispazos de entendimiento,
a todos los veranos tallando,
olvidando,
reescribiendo,
pero que no mienta.
pues esta comprensión
no es de enciclopedia,
es de un cuerpo
con coordenadas
de trazo y de tiempo.)
mejor ‒ mándeme muestras.
---
Este poema fue publicado por primera vez en la Revista Kametsa.
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