viernes, 31 de diciembre de 2010

Lenguajes VII

Iba por una ciudad medieval
ADAM ZAGAJEWSKI

Iba por una ciudad medieval
por la tarde o al alba,
era muy joven o bastante viejo.
No llevaba ningún reloj
ni calendario, solo la terca sangre
que medía una eterna lejanía.
Podía volver a empezar
esta propia o impropia vida,
todo parecía sencillo,
las ventanas no cerraban del todo,
los destinos ajenos, entreabiertos.
En primavera o al comienzo del verano,
muros calientes,
un viento suave como la piel de una naranja,
era muy joven o bastante viejo,
podía escoger, podía vivir.

traducción de Xavier Farré
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Tomado de Adam Zagajewski, Tierra del fuego, Ed. El acantilado, Barcelona 2004

viernes, 24 de diciembre de 2010

despertares

Cardo o ceniza 
CHABUCA GRANDA

Cómo será mi piel junto a tu piel 
Cómo será mi piel junto a tu piel 
Cardo, cenizas, como será 
Si he de fundir mi espacio frente al tuyo 
Cómo será tu cuerpo al recorrerme y cómo 
Mi corazón si estoy de muerte 
Mi corazón si estoy de muerte 
Se quebrará mi voz cuando se apague 
de no poderte hablar en el oído 
Se quemará mi boca salivada 
de la sed que me queme si me besas 
de la sed que me queme si me besas 
Cómo sera el gemido y cómo el grito 
al escapar mi vida entre la tuya y cómo 
el letargo al que me entregue 
cuando adormezca el sueño entre tus sueños. 
Han de ser breves mis siestas 
Mis esperos despiertan con tus ríos 
Pero, pero cómo serán mis despertares 
Pero cómo serán mis despertares
Pero cómo serán mis despertares 
Cada vez que despierte avergonzada 
Cada vez que despierte avergonzada 
Tanto amor y avergonzada

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Letra tomada de aquí.



viernes, 10 de diciembre de 2010

berlín

"Warum denn weinen, había escrito ella, wenn man auseinandergeht, Wenn and er nächsten. Ecke schon ein Andrer steht?"

"¿Por qué llorar? ¿Por qué no? No hay nadie en la próxima esquina, nadie a quien quiera tanto... y nunca lo habrá... entonces, ¿por qué no llorar?

Sin dirección, sin fecha, sin firma."

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Una princesa en Berlín, Arthur M. G. Solmssen

Texto tomado de aquí.

de sueños

Salita para desayunar
WALTER BENJAMIN

Una tradición popular desaconseja contar sueños por la mañana, en ayunas. De hecho, quien acaba de despertarse sigue aún, en ese estado, bajo el hechizo del sueño. Pues el aseo no devuelve a la luz más que la superficie del cuerpo y sus funciones motrices visibles, mientras que en las capas más profundas, y también durante la ablución matinal, la penumbra gris del sueño sigue persistiendo, e incluso se consolida, en la soledad de la primera hora de vigilia. Quien rehúya el contacto con el día, ya sea por temor a la gente, ya sea por necesidad de recogimiento; no querrá comer y desdeñará el desayuno. De este modo evita la ruptura entre los mundos nocturno y diurno. Cautela ésta que sólo se justifica consumiendo el sueño mediante un intenso trabajo matinal, cuando no a través de la oración, ya que de otro modo provoca una confusión de los ritmos vitales. En esta disposición anímica, contar sueños resulta funesto porque el hombre, que aún es a medias cómplice del mundo onírico; lo traiciona con sus palabras y ha de atenerse a su venganza. Dicho en términos más modernos: se traiciona a sí mismo. Libre de la protección que le ofrecía la ingenuidad del sueño, queda totalmente desamparado al rozar, sin dominio alguno sobre ellas, sus propias visiones oníricas. Pues sólo desde la otra orilla, desde la claridad del día, es lícito apostrofar al sueño con el poder evocador del recuerdo. Este más allá del sueño sólo es alcanzable mediante una ablución análoga al aseo y que, no obstante, difiere totalmente de él. Pasa por el estómago. Quien está en ayunas habla del Sueño como si hablase en sueños.

en Dirección única

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Texto tomado de aquí.

Leído por primera vez en la versión polaca de Andrzej Kopacki, Ulica jednokierunkowa, Wyd. sic!, Warszawa 1997.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Kinga Dunin, Zadyma - cz. 7

Pero al fin me moví. Cuando en televisión mencionaron la muerte del padre Popieluszko*, sin pensar muy bien por que, fui con Sergio a Zoliborz*. Allí nos topamos ahí con una multitud. Nadie los había llamado ni los había organizado. Aquello era de verdad increíble- de modo totalmente independiente, a un montón de gente se le ocurrió la misma cosa. Y no se trataba de la necesidad de comprar azúcar antes del alza de precios*.

Observaba la ola de huelgas de fines de los ochenta con conmocion. No recuerdo como lo consegui, aunque se muy bien, para que- durante las reuniones de la Mesa Redonda* fui observadora en la submesa de medicina. No era nadie, no tenia manera de participar realmente, pero tenia muchas ganas de estar adentro. De sentir la atmósfera. Tenia un pase permanente, daba vueltas entre los telones, a veces miraba por la ventana. Un día vi- desde arriba, desde la ventana del palacio- una demostración más bien pequeña de la AIE*. Es importante recordar que desde arriba, desde los sitios donde se instalo el poder, verdadero o solo ritual, las marchas se ven de un modo distinto. O son pequeñas, y entonces sus lemas no se oyen tras las ventanas cerradas, o son tan grandes y peligrosas, que la única preocupación es terminar con ellas. El poder puede ceder ante el movimiento, pero no aprende nada de el- eso creo. En todo caso, entones entendí varias cosas. Ante todo, que no estoy en mi lugar, que debería estar en la calle. Aunque puede que soñara mas con la Magdalenka*. De todas formas, esos bailes rituales alrededor de la Mesa Redonda me resultaron de pronto una representación aburrida. Es muy probable que los acuerdos de la Mesa Redonda no habrían podido darse sin Magdalenka, es posible también, que sin Magdalenka no habrían sido tan malos... Empezamos con que las élites, que solo con la mejor voluntad podían pasar por representantes de la sociedad o al menos de su parte anticomunista, de todas formas resultaron ser una representación demasiado democrática. Alguien mejor y mas importante debió resolver las cosas en serio. El espectáculo que fue la Mesa Redonda se puede, entonces, valorar, solo desde el punto de vista de la estética y del poder simbólico. Y algo hizo falta en ese espectáculo.

¿Por qué durante todo ese tiempo en Krakowskie Przedmiescie* no hubo masas, multitudes? Sucedáneo de democracia directa. Dar cuenta de las decisiones tomadas. Soberanía. Presión. ¿Por qué nadie lanzó el aviso? ¿Por qué a la gente se le mandó el comunicado: “Nosotros arreglaremos todo, y ustedes quédense callados”? Estoy convencida, de que si se hubiera llamado a la manifestación, esta se hubiera dado. Pero una sociedad anticomunista hasta el fondo de los huesos, en un estado de hervor revolucionario, hubiera venido incluso sin ser llamada. Sin embargo, no vino. Y, así, la caída del comunismo la vivimos per procura, la recibimos de manos de otros.

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...continuará...
*Las dudas que hubiese intentare aclararlas en los comentarios...