sábado, 15 de diciembre de 2018

salmo 25 (24)


Salmo 25 (24)


1 [De David.] A ti, Señor, levanto mi alma;
2 Dios mío, en ti confío,
no quede yo defraudado,
que no triunfen de mí mis enemigos;
3 pues los que esperan en ti no quedan defraudados,
mientras que el fracaso malogra a los traidores.

4 Señor, enséñame tus caminos,
instrúyeme en tus sendas:
5 haz que camine con lealtad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador,
y todo el día te estoy esperando.

6 Recuerda, Señor, que tu ternura
y tu misericordia son eternas;
7 no te acuerdes de los pecados
ni de las maldades de mi juventud;
acuérdate de mí con misericordia,
por tu bondad, Señor.

8 El Señor es bueno y es recto,
y enseña el camino a los pecadores;
9 hace caminar a los humildes con rectitud,
enseña su camino a los humildes.

10 Las sendas del Señor son misericordia y lealtad
para los que guardan su alianza y sus mandatos.
11 Por el honor de tu nombre, Señor,
perdona mis culpas, que son muchas.

12 ¿Hay alguien que tema al Señor?
Él le enseñará el camino escogido:
13 su alma vivirá feliz,
su descendencia poseerá la tierra.

14 El Señor se confía con sus fieles
y les da a conocer su alianza.
15 Tengo los ojos puestos en el Señor,
porque él saca mis pies de la red.

16 Mírame, oh Dios, y ten piedad de mí,
que estoy solo y afligido.
17 Ensancha mi corazón oprimido
y sácame de mis tribulaciones.

18 Mira mis trabajos y mis penas
y perdona todos mis pecados;
19 mira cuántos son mis enemigos,
que me detestan con odio cruel.

20 Guarda mi vida y líbrame,
no quede yo defraudado de haber acudido a ti.
21 La inocencia y la rectitud me protegerán,
porque espero en ti.

22 Salva, oh Dios, a Israel
de todos sus peligros.

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Texto del salmo encontrado aquí.

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