Para Alonso Camino y Vicente Montaña
grandes magos que hallé en los desiertos...
He contemplado los abismos como quien mira en
quietud
Los juguetes viejos que amamos
nada he amado tanto como aquellas quebradas que
miran la nada y el silencio
o el río que viaja amoroso al mar
He detenido mis ojos en los ríos en las cumbres de los
ríos
allá donde sólo se ve una pequeña luz de riacho agua o
sol
Me he detenido en la hierba y el cielo azul- tan azul que
duelen los ojos
y he logrado no verme más: sólo colinas y montañas
sólo montes y quebradas...
Años después lo he vuelto a ver todo pero en una risa
pequeña
en una mirada tierna y mágica
sintiendo unas manitas como ramas enredándome por
la espalda
Y otra vez me he quedado absorto mirando en silencio
aquel silencio
Entonces he empezado a amar el árbol y el hombre
la montaña y el hombre el río y el hombre
Y amar al árbol como a un hombre o al cielo como a un
hombre
o al hombre como una montaña como a un río
Y danzaba como loco danzaba en la noche y el río
por los campos los desiertos y los bosques
Y la gente me ha señalaado con el dedo y arrojado fuera
de sus reinos
que no me acerque a sus mujeres y a sus hijos
Y yo feliz corriendo amando a una muchacha
amando un niño amando un árbol amando un río
Y yo feliz porque no soy dueño de nada y la nada no es
dueña de mí
sólo estamos ahí como las hojas que se caen de los
árboles volando
sólo estamos ahí volando sólo estamos ahí
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