Y después llegó el tiempo de otras manifestaciones. Para mi, primero, las feministas. Cuando escuche hablar del feminismo por primera vez ? Puede que justo cuando terminaban los años setenta. O tal vez ya durante el estado de guerra*? En todo caso recuerdo que estaba yo sentada junto a una mesa de cocina con dos alemanas, vestidas con un estilo que podría llamarse “nunca cesare en la contestación”. Luego alguien me dijo que una de ellas estuvo relacionada con el Grupo Baader-Meinhof, pero tal vez sea solo una leyenda. En todo caso las alemanas no cesaban en la contestación. Habían venido a Polonia en una especie de safari- se trataba de visitar la oposición local. Allá, se quejaban, la gente se aburrió de la rebeldía, la generación del ’68 se cubrió de grasa, mientras aquí, en el lejano Este, se podía encontrar disidentes, es decir una especifica forma de contestación de Europa del Este. Nuestras narraciones sobre la falta de democracia, el totalitarismo y el vinagre en las tiendas provocaban en ellas solo escepticismo. Hablaban todo el rato sobre un capitalismo que aniquilaba la voluntad y... Si pues, creo que entonces vi por primera vez a una feminista. Aunque entonces no consideraba la historia sobre la discriminación de las mujeres como una expresión sensata, esta historia no remitía a ninguna realidad, y yo no notaba relación alguna entre esa historia y mi vida. La democracia formal nos parecía entonces garantía suficiente de todas las libertades deseadas. Y cuando por fin llego, nadie tuvo cabeza para hacerse cargo de las cuestiones de las mujeres. El feminismo no existía en la conciencia social. No aparecía en el discurso publico, no era objeto de reflexiones, ni siquiera de burlas. No había libros feministas ni temática de genero en las universidades. En verdad nadie sabia que hay algo así como sexo y género. Si acaso existía algún grupúsculo feminista, se encontraba en un margen absoluto. A las mujeres que querían ocuparse de las cuestiones de igualdad de derechos, en la renovada Solidaridad, rápidamente se las puso en su sitio.
En 1989 los sueños chocaron con la realidad, que resulto, en muchos aspectos, mejor que aquello que hubo, pero que también despertaba nuevos problemas y preguntas. Para mi el momento clave fue el cambio de la ley que posibilitaba el aborto. Recuerdo mi reacción, cuando escuche hablar de ello por primera vez. “Excelente- dije- así que tendremos feminismo en Polonia”. Hablando de feminismo, no tenia entonces en mente nada concreto, en el fondo me pasaban por la cabeza una multitud de movimientos intelectuales, opiniones, movimientos sociales, que esperaba aparezcan después de recuperar la libertad. Polonia dividida entre Solidaridad y la comuna me parecía ya aburrida. Sin embargo, era chocante para mi que, a causa de la nueva ley, íbamos a- en un país que justo había recuperado la libertad- perder una libertad que para las mujeres de mi generación resultaba evidente. La participación en las manifestaciones pro-choice me permitió experimentar en la propia piel lo que es en la practica la pluralidad. Otro modo de polarización. No pertenecía ya al justo y oprimido „nosotros”, me tocaba el papel del Otro- feminista, loca, asesina de niños concebidos, enemiga de la nación polaca. Me enteré que soy lesbiana y judía. La sociedad estaba dividida, y la nación re naciente se deshacía de distintos cuerpos extraños. Salio a la luz cuanta conciencia les falta a los polacos de que el estado es propiedad de personas con distintas cosmovisiones e identidades.
Cada año, al volver de la Manifa*, enciendo el televisor para ver las mas o menos mentirosas relaciones de esta manifestación feminista. Veo como se transforma los lemas, se aplica el método de oponer a sus participantes a las mujeres „normales”, se pone un signo de igualdad entre el radicalismo de la manifa y el radicalismo de otros grupos, por ejemplo los de extrema derecha. Una cosa es segura: incluso los autores de los mas amables y objetivos reportes evitan intentar de interpretar este evento en categorías anti sistema. Se da cuenta de postulados sencillos: acceso al aborto, discriminación en el mercado laboral... El comunicado contra cultural de la Manifa: nos ahogamos en la cultura patriarcal, queremos un mundo totalmente distinto- no puede ser leído en el lenguaje del discurso dominante.
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En 1989 los sueños chocaron con la realidad, que resulto, en muchos aspectos, mejor que aquello que hubo, pero que también despertaba nuevos problemas y preguntas. Para mi el momento clave fue el cambio de la ley que posibilitaba el aborto. Recuerdo mi reacción, cuando escuche hablar de ello por primera vez. “Excelente- dije- así que tendremos feminismo en Polonia”. Hablando de feminismo, no tenia entonces en mente nada concreto, en el fondo me pasaban por la cabeza una multitud de movimientos intelectuales, opiniones, movimientos sociales, que esperaba aparezcan después de recuperar la libertad. Polonia dividida entre Solidaridad y la comuna me parecía ya aburrida. Sin embargo, era chocante para mi que, a causa de la nueva ley, íbamos a- en un país que justo había recuperado la libertad- perder una libertad que para las mujeres de mi generación resultaba evidente. La participación en las manifestaciones pro-choice me permitió experimentar en la propia piel lo que es en la practica la pluralidad. Otro modo de polarización. No pertenecía ya al justo y oprimido „nosotros”, me tocaba el papel del Otro- feminista, loca, asesina de niños concebidos, enemiga de la nación polaca. Me enteré que soy lesbiana y judía. La sociedad estaba dividida, y la nación re naciente se deshacía de distintos cuerpos extraños. Salio a la luz cuanta conciencia les falta a los polacos de que el estado es propiedad de personas con distintas cosmovisiones e identidades.
Cada año, al volver de la Manifa*, enciendo el televisor para ver las mas o menos mentirosas relaciones de esta manifestación feminista. Veo como se transforma los lemas, se aplica el método de oponer a sus participantes a las mujeres „normales”, se pone un signo de igualdad entre el radicalismo de la manifa y el radicalismo de otros grupos, por ejemplo los de extrema derecha. Una cosa es segura: incluso los autores de los mas amables y objetivos reportes evitan intentar de interpretar este evento en categorías anti sistema. Se da cuenta de postulados sencillos: acceso al aborto, discriminación en el mercado laboral... El comunicado contra cultural de la Manifa: nos ahogamos en la cultura patriarcal, queremos un mundo totalmente distinto- no puede ser leído en el lenguaje del discurso dominante.
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...continuará...
*Las dudas que hubiese intentare aclararlas en los comentarios...
1 comentario:
*estado de guerra-vease comentarios a la parte 6;
*Manifa- Manifestacion del 8 de marzo que organiza el movimiento feminista desde el 2000
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