Recolectando albaricoques
CZESŁAW MIŁOSZ
Al sol, cuando solamente allí abajo, por encima de la bahía,
Pasean nubecitas de blanca niebla, volátiles,
Y la cadena de colinas es grisazul sobre el celeste -
Albaricoques, un árbol manchado de ellos: entre el verdor oscuro
Brillan con amarillo y rojo, trayendo a la mente
El Jardín de las Hespérides o el manzano en el Paraíso.
Alcanzo el fruto y de pronto siento la presencia,
Y dejo el canasto, y digo: "Qué pena
Que hayas muerto y no puedas ver estos albaricoques,
Mientras yo llevo aquí una vida inmerecida".
C o m e n t a r i o :
Lamentablemente, dije no aquello que debía decirse.
Sometí a la destilación la niebla y el caos.
Aquel reino, del ser o del no ser,
Está siempre conmigo y se dirige a mí
Con mil llamadas, gritos, quejas.
Y ella, aquella a la que me dirigí,
Puede que sea apenas la conductora del coro.
Aquello que solo una vez fue, no queda en la palabra.
Desaparecieron países y ciudades, y circunstancias.
Nadie es capaz de ver su rostro.
Y la forma sola, como siempre, es una traición.
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Czesław Miłosz, Dalsze okolice, Znak, Kraków 1991, s. 50
Traducción: Alhelí Málaga Sabogal
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