lunes, 6 de marzo de 2023

[las cosas de esta forma]

Sortilegio contra demasiadas manzanas
J.H. PRYNNE

Todavía hay mucho por hacer, en
camino a la ciudad, y hasta ahora el cielo
está escrito solo en parte; nos tomamos
el tiempo necesario y la calle está alineada con manzanos.
Es allí adonde vamos, pues, y si esto suena
deliberado y dilatado en exceso, recuerden que
el hielo fue nuestra primera materia. La llama es
apenas visible a la luz del sol
y el humo asciende
oscilando hacia la atmósfera con toda la
incertidumbre de los números. Y en consecuencia no podemos
continuar con las cosas de esta forma, no podemos seguir
así, sin más. Por el bosque de este modo
perdemos demasiado y con demasiada rapidez: tenemos
demasiado que perder. Cómo puede alguien ansiar tanto
cumplir con lo que desea para
finalmente no deshacerse de eso. Hasta levantamos
la fruta caída en la calle
atemorizados por el
dibujo de tanto que ha caído, las oportunidades que reconocemos
derramadas en la tibia grava. Sabiendo que
la tibieza no es una constante, ah, confiamos
en lo que habremos de hacer y en los pequeños
y vivaces goces de las hojas y las frutas colgando todavía
de sus árboles.
Mientras que yo preferiría que todo
cayera o que colgara suspendido de otra manera;
de modo que no se nos sobornara así, por medio de la
incompletitud. El rescate nunca lo vale y de todos modos
nunca lo obtenemos. Nadie puede engullir tantas
manzanas o recordar tanto hielo. Yo
deseo en cambio que toda la agencia federal
se vuelque hacia el territorio y a través de él.
Con cualquier movimiento circular sería tan sencillo
para ellos, suyo como una forma de conocimiento, y podríamos
descansar en él: el saber que nada
queda por hacer. Lo que conquistemos
será nuestro por un desliz de exaltación: el cielo es nuestra ciudad
eterna y su trance absolutamente bello y luminoso
es el humo que se disemina
in extenso en el aire más alto.

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Texto tomado de la revista Vallejo and Company.



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