Los amores inútiles
WASHINGTON DELGADO
El tiempo se ha llenado de papeles y navego
a través de inútiles palabras, siempre
a la deriva, sin más puerto
que el aire prontamente
perdido y olvidado.
Mi antigua habitación
yace en cenizas: ninguna melodía
puede levantarla. Mari, te pregunté,
¿ves cómo el viento crece
sobre tu frente? Después
te dije: Rosa, Yolanda, Elsa
y tu frente cambiaba según las estaciones,
al compás de las horas y el viento huía
hacia un norte cambiante y por fin
sólo quedó el tiempo muerto.
¿Para qué me servirá
la boca? ¿Para qué
me sirvió nunca? Todos los alimentos
se perdieron, ninguna canción
ha perdurado. Ostras,
cangrejos, gansos,
liebres, corderos inútilmente
muertos, condimentados y comidos
Elsa, Yolanda,
Rosa, Mari: orejas
encendidas por el amor
inútilmente, húmedas bocas
que implacables otoños
aridecieron para siempre.
Mi habitación está repleta
de inútiles papeles y atraviesa
desarboladas sombras que la mañana
bebe y digiere la tarde
y la noche endulza
con un embriagado amor de tiempos muertos.
Nunca tocaré tierra y me complazco
en esta canción de náufrago
desesperado y a la vista de tantos
inútiles amores.
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En: Washington Delgado, Un mundo dividido (Poesía 1951-1970), Casa de la Cultura del Perú, Lima 1970, p. 229
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