sábado, 15 de junio de 2024

[cuatro habitaciones]

Mi amante suizo
KÄTLIN KALDMAA

Mi amante suizo vive en el infierno más profundo del mundo.
Intenta tú llegar a Zurich sin un jet privado.
Ya en Zurich, hay que reconocer
que no es difícil, porque los trenes suizos
llevan a la gente a la aldea-bombón más remota
incluso los domingos por la noche,
no como en mi país
donde el autobús solo va al pueblo de mi abuela dos veces por semana
y nunca vuelve.
Mi amante suizo
odia la violencia, odia el dinero, odia a los blancos,
odia a los suizos, odia a los verdes, odia a los rojos,
odia las montañas, odia al sistema
que le permite escribir, odia la tele,
odia a la gente que sale en la tele,
odia el éxito, odia los coches, odia a los cristianos,
odia Suiza, odia a las campanas de la iglesia,
odia, odia, odia.


Mi amante suizo escribe un folio de su novela cada día
y cree que venderá 100.000 ejemplares
y será traducida a todos los idiomas del mundo
y nunca más tendrá que trabajar
y podrá escribir su próxima novela
un folio al día.

Mi amante suizo tiene una docena de gatos,
todos predestinados a morir.
(todos estamos predestinados a morir.)
Las manos de mi amante suizo son como patas,
su voz es como el ronroneo de un gato
(salvo cuando hay algo que odia),
se coloca en el lugar más cómodo de la casa
igual que un gato y despliega su vida alrededor,
todo a su alcance, para no tener apenas que moverse.

De vez en cuando su pata izquierda
cae rotundamente en el sofá,
una nube de polvo asalta su nariz
y estornuda, tan tierno y tan gracioso,
como un gatito acorralado que escupe.

La película favorita de mi amante suizo es “Ciudadano Kane”
y su libro favorito “Ulises”, cuando emiten las noticias
se va a otra habitación. El mundo está tan feo.
Mi amante suizo habla americano.
Dice que lo aprendió del cine.

Mi amante suizo es vegetariano,
come queso y huevos y cuajada.
Pero no comerá nada que haya sido matado
o que tuviera voz.
Pero y las patatas, protesta mi voz interior,
o las pobres zanahorias que gritan de dolor
cuando se les hincan unos dientes vegetarianos,
machacándolas vivas.
Vivas.
Mi amante suizo se pone feo a posta
para que la gente tenga que esforzarse
e ir más allá de la superficie
si de verdad tiene interés en él;
a veces se pregunta en voz alta
por qué tiene tan pocos amigos
y por qué no ha tenido mucha suerte con las mujeres.
Antes de mí.

Mi amante suizo es todo un gatito en la cama.
Araña y maúlla y se acurruca hacia ti
y ronronea cuando lo acaricias,
sus besos son mojados y ruidosos
como en las películas,
hace una performance para sí mismo como delante de un espejo
y justo antes de correrse sube de volumen
igual que una peli porno de Tyro:
“Oh ya, oh ya, oh ya, oh ya, oh ya, oh ya.
OH YA, OH YA, OH YA, OH YA, OH YA!!!”
Muerdo la almohada para no reírme
y él interpreta mi jadeo como señal de que me he corrido.
OOOOH YAAAAAA!!!!

El sentido de la justicia de mi amante suizo
es muy fino.
Llora cuando ve a la gente sin hogar
y vive solo en un piso de cuatro habitaciones.


Versión de Lawrence Schimel
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Texto encontrado en Círculo de Poesía.



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