miércoles, 31 de mayo de 2023

[una coquita contigo]

Tomar una coca-cola contigo
FRANK O’HARA
(traducción de Nicolás López-Pérez)

es aún más entretenido que andar por San Sebastián, Irún, Hendaya, Biarritz, Bayona
o sentir nauseas en la Travesera de Gracia de Barcelona
en parte porque con tu polera naranja te pareces a un mejor y más feliz San Sebastián
en parte por mi amor por ti, en parte por tu amor al yogurt
en parte por los tulipanes naranjos fluorescentes alrededor de los abedules
en parte por la complicidad que asumen nuestras sonrisas frente a la gente y las esculturas.
Es difícil de creer cuando estoy contigo que pueda haber algo tan quieto
tan solemne y desagradablemente definitivo como las esculturas
cuando frente a ellas, en la cálida luz de Nueva York de las 4 en punto,
deambulamos una y otra vez
entre unas y otras como un árbol respirando a través de sus lentes.

Y en el espectáculo de retratos parece no haber ni un solo rostro, solo pintura.
De repente te preguntas por qué alguna vez alguien los hizo
Te miro
y preferiría mirarte a ti que a todos los retratos del mundo
posiblemente exceptuando al “Jinete polaco” de vez en cuando y de cualquier forma, está en la colección Frick
que gracias al cielo todavía no has visitado así que podremos ir juntos por primera vez
y el hecho de que te muevas tan bellamente más o menos cuida del Futurismo
como en casa nunca pienso en el “Desnudo descendiendo una escalera” o
durante un ensayo de un dibujo único de Leonardo o Miguel Ángel que solía
impactarme
y qué bien que le hacen a los impresionistas todas las investigaciones sobre ellos
pues nunca tuvieron a la persona correcta para estar cerca de un árbol cuando el sol se ocultaba
o ciertamente Marino Marini cuando no escogió al jinete con tanta dedicación como al caballo
parece que todos fueron engañados por esa cierta experiencia maravillosa
que no voy a desperdiciar en mí y que es la razón de que te esté hablando de ella.

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Texto tomado de Saposcat.

Frank O'Hara / Alice Neel / 1960


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