Settembrini lo escuchaba con cuidado, manteniendo cruzadas las piernas y también los brazos, mientras con fineza sobaba con un mondadientes su bigote arqueado hacia arriba.
Es digno de atención- dijo- que el hombre no pueda formular cualesquiera opinión de naturaleza más general sin traicionarse completamente, sin poner en esa expresión (aunque no lo quiera) todo su ser, sin expresar de algún modo, indirectamente, el tema principal y la cuestión fundamental de su vida. Es lo que le ha pasado ahora a usted, ingeniero. Lo que acaba de decir salió realmente del fondo mismo de su personalidad, e incluso expuso poéticamente a la luz el estado actual de esa personalidad, revelando que se encuentra aún en un estado de experimento.
-------------------------------------
Traducción de Malhelí a partir de una traducción - se agradecen referencias de otras traducciones al español.
Leído por vez primera en (y traducido de) la versión polaca de Jan Łukowski: T. Mann, Czarodziejska góra, PIW, Warszawa 1961
No hay comentarios:
Publicar un comentario